Traducción de artículo publicado en Reuters por Kate Abnett
BRUSELAS (Reuters) – Los funcionarios y legisladores que negocian una revisión del mercado de carbono de la UE están luchando por llegar a un compromiso sobre los planes para imponer costos de CO2 a los proveedores de combustibles contaminantes, lo que podría poner en riesgo los objetivos de cambio climático del bloque.
Lanzado en 2005, el sistema de comercio de emisiones (ETS) es la principal herramienta de la Unión Europea para reducir los gases de efecto invernadero, lo que hace obligando a las centrales eléctricas y fábricas a comprar permisos de CO2 cuando contaminan y limitando el suministro de permisos.
El plan ha reducido las emisiones en esos sectores en un 43 % desde su lanzamiento, pero se enfrenta a una renovación a medida que la UE se esfuerza por alcanzar el objetivo de una reducción del 55 % en las emisiones netas desde los niveles de 1990 para 2030.
«No hay lugar para suavizar», dijo la negociadora del Parlamento Europeo Jytte Guteland. “Necesitamos preservar la ambición de asegurarnos de obedecer la ley climática”, agregó, refiriéndose a los objetivos climáticos legalmente vinculantes.
Diplomáticos y legisladores están divididos, en particular sobre los planes para lanzar un nuevo ETS en 2026 que impondría costos de CO2 a los proveedores de combustibles utilizados en vehículos y para calentar hogares.
La renovación, propuesta por la Comisión Europea el año pasado, se considera crítica porque las emisiones del transporte están aumentando y la mayoría de los edificios en Europa se calientan con combustibles fósiles, lo que produce aproximadamente un tercio de las emisiones totales de la UE.
Pero se ha enfrentado a una feroz oposición de algunos estados miembros que, con la vista puesta en que los precios de la gasolina se disparan a niveles récord, temen que aumente aún más las facturas de energía y perjudique a los ciudadanos más pobres.
Tales preocupaciones llevaron a los países a considerar esta semana compromisos, incluido el retraso de la extensión del ETS a 2027 o 2028, o la reducción gradual de los costos de CO2.
Eso podría significar que la UE no alcanza sus objetivos climáticos porque, según una nota de la Comisión vista por Reuters, el nuevo ETS entregaría el 45% de los recortes de CO2 adicionales necesarios de esos sectores para alcanzar el objetivo de 2030.
Descartar la propuesta de la UE significaría reemplazarla con políticas nacionales mucho más estrictas y las inversiones correspondientes, dijo la Comisión.
Fondo Social
Los negociadores dijeron que esperan que el nuevo ETS finalmente siga adelante, si los formuladores de políticas pueden acordar medidas para compensar a los hogares por los costos potenciales.
La Comisión ha propuesto que miles de millones de euros de los ingresos del plan se redirijan a un fondo para ayudar a los ciudadanos a pagar facturas, subvencionar coches eléctricos y renovaciones de viviendas que ahorren energía.
El principal negociador del parlamento, Peter Liese, dijo que la posición de los legisladores era que el fondo debería lanzarse antes del nuevo ETS, que requeriría el presupuesto del bloque de 27 países para pagarlo.
Algunos países de la UE quieren evitar esa ruta porque los cambios en el presupuesto necesitan la aprobación unánime de todos los estados miembros.
Los negociadores también están abordando una larga lista de cuestiones relacionadas con el ETS existente, que se está rediseñando para reducir las emisiones más rápido, eliminar los permisos de CO2 gratuitos para la industria y agregar el transporte marítimo al esquema.
Para implementar una ley este año, el Parlamento Europeo y los países de la UE deberán acordar posiciones en las próximas semanas para darse tiempo a negociar las reglas finales.
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