Artículo publicado en EFEVerde
El Parlamento Europeo apoyó este miércoles la propuesta de la Comisión Europea para que en 2035 dejen de venderse coches y furgonetas con motor de combustión en la Unión Europea, iniciativa que todavía tiene que negociarse con los Estados miembros de la UE.
La fecha de 2035 para que solo se puedan comercializar vehículos nuevos de cero emisiones fue aprobada por 339 votos a favor, 249 en contra y 24 abstenciones en la sesión plenaria de este miércoles de la Eurocámara en Estrasburgo (Francia).
Se espera que los países de la UE debatan su posición sobre la descarbonización de la automoción en el consejo de ministros de Medioambiente que se celebrará el próximo 29 de junio en Luxemburgo.
Emisiones de CO2
El transporte es uno de los sectores que más CO2 libera en la UE y solo los coches producen el 12 % del total de emisiones de gases de efecto invernadero.
La normativa final saldrá de la negociación que emprendan Parlamento, Consejo y Comisión a partir del segundo semestre del año, cuando la presidencia del Consejo de la UE recaiga sobre República Checa, país de origen de la marca de coches Skoda.
Los objetivos ya son legalmente vinculantes y el «Fit for 55» es la hoja de ruta para alcanzarlos planteada por la Comisión, que abarca desde la agricultura hasta el transporte marítimo.
Siempre de cara a las negociaciones finales con el Consejo y la Comisión, dentro de los textos sometidos hoy al pleno para fijar su posición, el Parlamento también votó a favor de ampliar las exigencias climáticas a la aviación, obligando a hacer pagar por el CO2 emitido también a los vuelos de países no comunitarios.
Los eurodiputados abogan también por retirar los derechos de emisión gratuita de CO2 a la aviación en 2025, con excepciones hasta 2030 para las regiones ultraperiféricas como las Islas Canarias.
Pese a que está aún en tramitación, el «Fit for 55» se ha visto ya reforzado a tenor de las turbulencias energéticas y geopolíticas con otra propuesta, «Repower EU», para que la UE recorte su dependencia del gas ruso en un 66 % en un año, lo que acarreará más cambios en las políticas climáticas comunitarias.
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