Esta semana, Francia prohibió formalmente los vuelos nacionales en rutas cortas que se pueden cubrir en tren en menos de dos horas y media, una medida destinada a reducir las emisiones de las aerolíneas que también ha irritado a la industria.
Aunque la medida estaba incluida en una ley climática de 2021 y ya se aplicaba en la práctica, algunas aerolíneas habían pedido a la Comisión Europea que investigara si era legal.
El cambio descartará principalmente los viajes aéreos entre París y los centros regionales como Nantes, Lyon y Burdeos, y los vuelos de conexión no se verán afectados.
Los críticos han señalado que el punto límite para viajes en tren comparables está por debajo de las aproximadamente tres horas que se tarda en viajar de París a la ciudad portuaria mediterránea de Marsella en un tren de alta velocidad.
La ley especifica que los servicios de tren en la misma ruta deben ser frecuentes, oportunos y lo suficientemente bien conectados para satisfacer las necesidades de los pasajeros que de otro modo viajarían por aire, y capaces de absorber el aumento en el número de pasajeros.
Las personas que realicen dichos viajes deberían poder realizar viajes en tren de ida y vuelta el mismo día, habiendo pasado ocho horas en su destino.
El gobierno ya había asegurado el cumplimiento del plan por parte de Air France a cambio de un paquete de apoyo financiero para el coronavirus de 2020.
A los competidores se les prohibió simplemente llenar el vacío.
Laurent Donceel, jefe interino del grupo industrial Airlines for Europe (A4E), dijo a la AFP que los gobiernos deberían apoyar «soluciones reales y significativas» para las emisiones de las aerolíneas, en lugar de «prohibiciones simbólicas».
Bruselas descubrió que «prohibir estos viajes solo tendrá efectos mínimos» en la producción de CO2, agregó.
A4E destacó su propia estrategia neta cero para 2050, que incluye cambiar a combustible para aviones de fuentes no fósiles y desplegar aviones propulsados por baterías o hidrógeno.
El paso se produce cuando los políticos franceses también han estado debatiendo cómo reducir las emisiones de los aviones privados.
Si bien los parlamentarios verdes han pedido que se prohíban por completo los vuelos privados pequeños, el ministro de Transporte, Clement Beaune, insinuó el mes pasado un cargo climático más alto para los usuarios a partir del próximo año.
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