Traducción de artículo publicado en Reuters por Peter Frontini
La deforestación en la selva amazónica de Brasil cayó casi un 10% en mayo con respecto al año anterior, según mostraron datos preliminares del gobierno el miércoles, ya que la administración del presidente Luiz Inacio Lula da Silva ha fortalecido los esfuerzos de protección.
Los datos oficiales de la agencia de investigación espacial Inpe mostraron que el mes pasado se limpiaron 812 kilómetros cuadrados (alrededor de 313 millas cuadradas) en la Amazonía brasileña, menos que los 900 kilómetros cuadrados informados el año anterior.
Lula asumió el cargo el 1 de enero con la promesa de intensificar los esfuerzos para poner fin a la deforestación en la Amazonía después de años de destrucción creciente bajo su predecesor Jair Bolsonaro.
El ex presidente de extrema derecha había recortado los esfuerzos de protección ambiental, recortando fondos y personal en agencias clave mientras pedía más agricultura y minería en tierras protegidas.
Este año hasta fines de mayo, el desmonte en la Amazonía cayó un 31% en comparación con los mismos cinco meses de 2022, según datos del Inpe.
Joao Paulo Capobianco, secretario de control de deforestación del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil, calificó los resultados como «extremadamente positivos» ya que la Amazonía alberga una «dinámica extremadamente compleja» de deforestación.
“Habíamos asumido la deforestación a un ritmo acelerado y ahora estamos logrando invertir la curva”, dijo Capobianco en conferencia de prensa.
El gobierno reportó la primera gran caída bajo Lula en abril.
Rodrigo Agostinho, presidente de la agencia ambiental Ibama, dijo que los esfuerzos para combatir la deforestación aumentaron significativamente en los primeros meses de 2023.
Entre enero y mayo, el Ibama impuso multas por unos 2.000 millones de reales (406 millones de dólares), un 160 % más que la cifra media anual para el mismo período durante el mandato de cuatro años de Bolsonaro. También colocó gravámenes a 2.255 fincas por irregularidades ambientales.
A pesar de la caída de la destrucción en la Amazonía, la deforestación en el Cerrado de Brasil, un bioma de sabana que bordea la selva tropical, aumentó un 83 % en mayo en comparación con el año anterior.
“Mayo trajo números alentadores para la Amazonía, pero una destrucción sin precedentes para el Cerrado”, dijo el jefe de restauración y conservación de WWF-Brasil, Edegar de Oliveira. La sabana está bajo «fuerte presión» del sector agrícola, agregó.
El lunes, la administración de Lula delineó un plan de acción destinado a eliminar la deforestación ilegal en la selva tropical para 2030, que implica impulsar la inteligencia y las imágenes satelitales, regularizar los títulos de propiedad y un registro rural para monitorear el manejo de los bosques considerados vitales para frenar los efectos catastróficos de los combustibles fósiles.
Sin embargo, su agenda ambiental sufrió reveses la semana pasada, cuando los legisladores aprobaron un proyecto de ley que restringía los poderes de los ministerios de medio ambiente y asuntos indígenas del país.
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