La Amazonía se reduce, Brasil crece

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Medio Ambiente

DW- ¿Cómo deberían reaccionar los políticos alemanes ante la rápida deforestación en la Amazonía? ¿Necesita realmente Brasil dinero de Alemania? El presidente Jair Bolsonaro dice que no, desencadenando todo un debate.

El problema de la Amazonía brasileña divide al gobierno alemán. Mientras que la ministra socialdemócrata de Medio Ambiente, Svenja Schulze, quiere recortar los proyectos alemanes para la protección de la selva tropical, el ministro de Desarrollo (CSU), Gerd Müller, aboga por seguir con la cooperación con Brasil.

«Las declaraciones con impacto en la opinión pública no ayudan a la selva tropical», dijo una portavoz del Ministerio alemán de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ)  «Cualquiera que quiera preservar la excelente función climática de la selva tropical, debe reforzar estas medidas y no ponerles fin».

La disputa por el Amazonas surge en un momento políticamente desfavorable, porque el BMZ negocia actualmente con el gobierno brasileño sobre nuevos aspectos de los fondos para la Amazonía. «Estamos esperando en breve las propuestas brasileñas”, señalaron fuentes del ministerio alemán.

1.600 millones de euros para Brasil

Según el BMZ, el apoyo financiero para proyectos futuros y en curso en el área del uso sostenible y de protección de la selva tropical comprende 391 millones de euros. A estos se agregan proyectos del sector de la energía, con énfasis en las renovables y la  eficiencia energética. En total, el volumen de financiación por parte del BMZ para estas áreas asciende a 1.600 millones de euros.

Teniendo en cuenta el fomento multimillonario por parte del Ministerio de Desarrollo alemán, los recortes planeados por el Ministerio de Medio Ambiente son bastante modestos. La ministra de Medio Ambiente, Svenja Schulze, anunció hace unos días que quería recortar los fondos alemanes de la iniciativa internacional de protección climática por un valor de 35 millones de euros.

«Hemos apoyado el hecho de que en la Amazonía se talen muchos menos árboles”, dijo Schulze a DW. «Si el presidente no quiere eso en estos momentos, entonces tenemos que hablar. No puedo darle simplemente dinero si se siguen talando”.

Bolsonaro inmune a los recortes en Alemania

Las declaraciones de la ministra Schulze dejaron indiferente al presidente brasileño: «Puede invertir el dinero en donde crea conveniente. Brasil no necesita ese dinero”, respondió Bolsonaro con frialdad.

Klemens Paffhausen, de la Acción Episcopal Adveniat para Latinoamérica, teme que Bolsonaro pueda tener razón: «Él demuestra su superioridad, pero probablemente pueda hacerlo», opina el jefe del área de Brasil. Al fin y al cabo, los chinos están allí también presentes, construyendo instalaciones portuarias y calles en la Amazonía.

China no solo es el mayor socio comercial de Brasil, sino también uno de los mayores inversionistas del país. Según el Banco Central de Brasil, la inversión directa china aumentó de 2 mil millones a 20 mil millones de dólares entre 2014 y 2017. Esto representa casi un tercio de toda la inversión directa en Brasil en 2017, que asciende a 62 mil millones de dólares.

Para Paffhausen está claro: «La explotación y extracción de materias primas en la Amazonía es un programa de coyuntura para el gobierno brasileño». Muchos colonos del sur o noreste de Brasil, que obtuvieron un pedazo de tierra en la Amazonía hace 40 años, también lo verían así hoy.

«Hay suficiente bosque»

«Todavía siguen apostando por un futuro con la soja o en la industria maderera”, opina Paffhausen, quien estuvo recientemente en la «autopista de la soja”, desde Cuiabá a Santarém. «La gente me decía que hay suficiente bosque, tenemos que comer”, añade.

Precisamente, debido a la creciente deforestación, Paffhausen está totalmente en contra de detener la cooperación al desarrollo. «Teniendo en cuenta el temor de los indígenas a que las cosas puedan empeorar, ahora es aún más necesario que estemos presentes como como organización de ayuda», explica.

Al contrario que Adeveniat, la obra de ayuda de la iglesia evangélica, Pan para el Mundo, apoya la decisión de la ministra alemana de Medio Ambiente. Luciano Wolf, coordinador para Brasil, cree que «el proyecto de trabajo en la Amazonía se ve seriamente obstaculizado por el clima de impunidad legitimado por el gobierno”.

Escepticismo con el Sínodo del Amazonas

La presencia de la iglesia y especialmente de las organizaciones católicas en la Amazonía parece perturbar cada vez más al gobierno brasileño. Por ejemplo, en Brasilia ven con escepticismo los preparativos en el Vaticano del próximo Sínodo del Amazonas, del 6 al 27 de octubre, cuyo objetivo es fortalecer la atención pastoral y los derechos de los pueblos indígenas de la región.

Paffhausen dice que «Bolsonaro ha preguntado totalmente en serio a la Conferencia Episcopal de Brasil si no pueden pedirle al Papa que cancele el Sínodo del Amazonas”. Los obispos aconsejaron diplomáticamente al presidente que dirigiera su solicitud a la embajada del Vaticano.

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