¿Por dónde empezar? Bajar los automáticos, no abusar del móvil, y hacer fotografías para documentar una reclamación, son tres buenos consejos para un apagón y, por cierto, muy llenos de energía.
La magia de la electricidad. Se está tan acostumbrado a que se encienda la bombilla con solo pulsar el interruptor que ya no sorprende a nadie. Es tan normal que ya nadie siente curiosidad por todo lo que tiene que suceder para que la luz llegue a las casas. Desde la generación hasta el transporte. El único sector industrial del mundo en el que la oferta iguala a la demanda en tiempo real. A cada momento se produce exactamente la misma energía que se necesita. No es fácil y puede fallar. Todo está previsto, pero puede pasar. Por eso, ya solo llama la atención cuando la bombilla no se ilumina. Lo mismo sucede con los frigoríficos, televisores, ascensores, o semáforos. La lista sería interminable. Noche durante el día. Pequeño caos. Tanto que cuando llega el cero energético o apagón no se sabe bien qué hacer, ¿verdad?
En realidad, sí que se sabe. El temor de lo inesperado hace a las personas previsibles. Cualquiera se sentirá identificado con la siguiente secuencia: (1.) Pulsar el interruptor cuatro o cinco veces más como si algo fuera a pasar. (2.) Acercarse a la bombilla con cara de sorpresa para una rápida comprobación visual. (3.) Buscar otro enchufe y/o lámpara como si algo fuera a cambiar. (4.) abrir el frigorífico y acto seguido comprobar el cuadro eléctrico, los plomos arriba. Aún hay más, Todas las sospechas (5.) llevan a la escalera para ver si hay luz en el portal para acto seguido (6.) coger el móvil y saber si es cierto aquello de mal de muchos, consuelo… Pues ahí esta el primer error. Hay que hacerlo con moderación y no solo por la batería del teléfono. Lo ha explicado Jorge Morales en el programa La Alpispa de RTVC en Canarias.
Las antenas para móviles y sus centralitas también las tienen para funcionar mientras no hay corriente eléctrica, pero duran solo un tiempo. Además, como todas las baterías, cuanto más se utilicen con llamadas innecesarias antes se gastarán. Pueden llevar a una incomunicación durante el tiempo que dure el apagón. Eso sin contar con las del propio dispositivo. También fundamental y más en estos tiempos en que se ha convertido en una herramienta multiusos. Imprescindible equipo de supervivencia en apagones. La navaja suiza de las comunicaciones y la fotografía. Pues bien, siempre bien cargada para tomar fotografías de lo que suceda si se piensa reclamar. De la comida que se estropea en la nevera, de un encierro en un ascensor, o de un accidente por los semáforos apagados. Todo es reclamable, pero documentado, mejor.
Y el último de los errores más comunes en caso de apagón general se encuentra encerrado en el interior del cuadro eléctrico. El mismo que se visitó después de abrir la nevera y antes de salir a la escalera. Estaban todos los automáticos subidos y eso era buena señal, la avería estaba fuera de casa. General. Pues en este caso, ahora mejor dejarlos bajados. Sí, todos menos uno. Desconectar todo y dejar solo uno conectado para saber cuando se reestablece el servicio. No hace falta ir enchufe por enchufe desconectando aparatos. Con los fusibles es más que suficiente. Así, cuando vuelva la luz se podrá, poco a poco, volver a ir conectando todos los electrodomésticos de la casa. Volver a ir cargando el sistema. En caso contrario se sobrecargará de golpe pudiendo volver al cero energético en ese mismo momento. Tocaría volver a empezar.
Artículo publicado en el blog Próxima Energía
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