La fuerte oferta que existe en el mercado académico por los dobles grados ha hecho que renazca un debate sobre su pertinencia e importancia en la competitividad y en el futuro del nuevo profesional.
Pero, como manifiesta un último informe en La Vanguardia, «los números están ahí. Son inequívocos, no engañan. Año tras año, la presencia de los dobles grados dentro de la oferta universitaria ha ido a más. Si en el curso 2010/2011 la cifra, entre universidades públicas y privadas, ascendía a 205 Programas Conjuntos de Enseñanzas Oficiales (PCEO), en el curso 2018/2019 esta cantidad se disparó hasta los 835, según datos del ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades facilitados a La Vanguardia«.
El hecho concreto es que las perspectivas son distintas y los resultados también diversos. Habrá aquellos jóvenes estudiantes que prefieran un doble grado, por la necesidad de tener una formación de dos disciplinas que le otorgue mayores oportunidades en el mercado, pero también habrá quién prefiera profundizar en una sola disciplina por aspiraciones de especialización mayor.
Para algunos analistas como el catedrático de Economía de la Universidad de Pensilvania y profesor de la Universidad de Oxford, Jesús Fernández-Villaverde, esto es una locura”. “Todo esto guarda relación con una tradición muy castiza que tenemos en España: sustituir calidad por cantidad”, añade. Los PCEO no son más que un “corta y pega de dos grados” y que lo que tendrían que hacer las universidades es ofrecer grados únicos de calidad. “Si los grados estuvieran bien hechos, no hay persona humana que tenga la capacidad de hacer dos simultáneamente”, finaliza.
Por otro lado, Albert Corominas, miembro del Observatori del Sistema Universitari de Catalunya y catedrático emérito de la UPC, tiene una idea similar a la de Fernández-Villaverde. No deja de sorprenderse por la “cantidad de dobles grados que hay” y advierte que esta realidad “refleja algún tipo de deficiencia de la oferta conjunta de grados, que tiene muchos defectos”.
Este catedrático se pregunta qué es mejor, “que los estudiantes muy capacitados y con mucho potencial estudien una cosa con mucha profundidad, o que estudien más cosas”.
Para Corominas, “la mejor formación es aquella en la que se ha profundizado mucho”. Defiende que los conocimientos que se han adquirido superficialmente “desaparecen rápidamente”, en cambio los que se han adquirido con profundidad, “esos quedan”. “Es como ir en bicicleta”, sentencia.
La nueva pregunta motivadora sería, ¿en las actuales circunstancias de escasas oportunidades y una recesión que podría agravarse, qué es lo que le daría mayores ventajas a los nuevos profesionales?
Más allá de las ventajas que enfrenta a las universidades por presentar este tipo de ofertas, aquí está el asunto de lo que valora el mercado de contrataciones. Las áreas de recursos humanos de las empresas y administraciones, ¿qué valoran más en un nuevo profesional? ¿que tenga un conocimiento de alta especialización o que tenga habilidades adquiridas complementarias como alguien que estudia un grado de ADE y Derecho?
Aquí , por ejemplo hay otra opinión de otro importante analista y académico. Josep María Serra de la universidad de Girona entiende que los alumnos que cursan un PCEO salen “igual de preparados” que los que han hecho uno de los dos grados que conforman la doble titulación. Pero afirma también que no todo “acaba con el doble grado”, sino que los estudiantes saben que una vez finalizado el PCEO “tendrán que especializarse”. Para ello, los masters y postgrados son la mejor opción.
Para responder a nuestras preguntas motivadoras vayamos con un especialista de head hunters o reclutadores. “Las empresas demandan especialización”, remarca Íñigo Gil-Delgado, director de servicio de Spring Professional de Adecco. Cree que el alumno que cursa un doble grado “sale más formado de una manera genérica”, pero afirma que luego se tendrá que “especializar con postgrados o másteres”.
Lo cierto es que las empresas demandan perfiles de alta especialización y globales dispuestos a convivir en un cambio constante y a abordarlo con pensamiento lateral. De manera básica, un doble grado es una buena opción para encarar el mercado con rapidez, pero no debe quedarse allí. La especialización del master y postgrados, son una necesidad complementaria.
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