La pérdida y el desperdicio de alimentos es un problema mundial, que se ha visto agravado por la COVID-19
Tomates que se pudren en las plantas porque no hay nadie que los recoja. Leche que se malogra en jarras porque no hay mercados donde llevarla. Frutas que se estropean en las estanterías porque los clientes no tienen acceso a los productos como antes. Recursos perdidos, alimentos desperdiciados. Las restricciones de la circulación y las medidas de cuarentena ocasionadas por la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) han aumentado los niveles de pérdida y desperdicio de alimentos en todo el mundo.
Dado que la pandemia continúa poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y la nutrición de la gente en muchos países, así como perjudicando los medios de vida de los pequeños productores, se nos llama a reevaluar nuestros sistemas alimentarios.
Por cierto, queda claro que en esta época de crisis, ¡no hay margen para la pérdida y el desperdicio de alimentos!
Afortunadamente, todos los días se están desarrollando tecnologías nuevas e innovadoras destinadas a mejorar la forma en que se producen, distribuyen y consumen nuestros alimentos, transformando positivamente nuestros sistemas alimentarios. Estos son unos pocos ejemplos:
1) Aplicaciones para maximizar la venta o donación de alimentos
El uso de teléfonos inteligentes está crecientemente generalizado, y las aplicaciones son una forma simple y sencilla de llegar a grandes porciones de la población mundial. Durante la pandemia, ha aumentado la popularidad de las aplicaciones para resolver la pérdida y el desperdicio de alimentos. Varios países también comenzaron a desarrollar aplicaciones para facilitar la logística, el transporte y el comercio electrónico de alimentos perecederos.
“Too Good to Go” es una aplicación que ofrece a las tiendas y restaurantes de muchas ciudades una plataforma para vender sus excedentes de comida a precios reducidos al final del día. Por ejemplo, en Roma, los usuarios de la aplicación pueden encontrar alimentos a precios descontados que ofrecen un mercado vecinal, una gran cadena de supermercados y restaurantes conocidos de la ciudad.
La aplicación “Feeding India”, en cambio, se centra en las donaciones de alimentos para quienes los necesiten. Restaurantes y particulares pueden registrarse en la aplicación para donar alimentos, que luego son recogidos y distribuidos por la red de esta organización sin fines de lucro, integrada por más de 4 500 voluntarios. Estos programas regulares de alimentación se llevan a cabo en más de 45 ciudades de la India y, hasta ahora, han ofrecido más de 4,8 millones de comidas.
En Kenya, la plataforma “Twiga Foods” conecta a 3 000 puestos de venta de alimentos al día con productos frescos a través de una red de 17 000 agricultores y 8 000 proveedores, lo que permite a los restaurantes comprar solo lo que necesitan y a los agricultores ofrecer sus productos más eficientemente. La empresa ha reducido las pérdidas poscosecha usuales de Kenya del 30 % al 4 % para la producción que se lleva a los mercados a través de la red “Twiga”.
Cambios simples, tales como transportar los productos en cajas o cajones de madera en lugar de sacos de malla, pueden lograr una gran diferencia en la reducción de la pérdida de alimentos.
2) Nueva tecnología mediante el diseño de productos en 3D
La FAO ha estado trabajando con varias tecnologías innovadoras destinadas a aumentar la eficiencia en el manejo poscosecha y la elaboración de alimentos. Una de estas nuevas soluciones aprovecha las ventajas de la tecnología de impresión en 3D. La FAO ofrece en línea diseños en 3D de equipos innovadores de código abierto (equipos que la propia Organización utiliza en proyectos en los países) que pueden ser descargados y utilizados.
Una de las descargas más populares de la FAO es una caja de madera de uso múltiple para el transporte, manejo, almacenamiento y exposición de productos para la venta al por menor, que reduce la necesidad de trasladar los productos de una caja a otra. El diseño innovador utiliza materiales de madera básicos, pero su uso permite que se arruinen muchos menos alimentos a lo largo de la cadena de valor. Este diseño se ha descargado 13 000 veces en menos de dos años y su uso está muy difundido en el Sudán y Tailandia.
3) Equipos simples utilizados de forma innovadora
La innovación no siempre requiere una tecnología nueva; también puede consistir en utilizar técnicas simples de forma novedosa. Muchos proyectos de la FAO logran reducir la pérdida de alimentos en la etapa de la cosecha tan solo cuestionando las técnicas tradicionales e introduciendo métodos nuevos.
Por ejemplo, en muchos países asiáticos, se pierde una gran parte de la producción durante el transporte. En un proyecto de la FAO ejecutado en tres países de Asia meridional se determinó que las pérdidas poscosecha variaban entre el 20 % y el 50 % en el caso de las frutas y hortalizas. Gran parte de estas pérdidas se deben a que el embalaje no protege adecuadamente los productos.
En Bangladesh, los tomates se transportan tradicionalmente de la granja al mercado en grandes sacos de malla. Muchos de los tomates llegan magullados o dañados. En un proyecto de la FAO en la región se propuso utilizar, en su lugar, cajas grandes, lo que redujo sustancialmente las pérdidas y permitió a los agricultores vender una mayor proporción de sus productos. La FAO proporcionó cajas a grupos de pequeños agricultores para que comenzaran a trabajar y les ofreció capacitación en buenas prácticas de manipulación de alimentos, como por ejemplo en el transporte. La diferencia en cuanto a la calidad y tiempo de conservación de los productos fue tan notable que, en Sri Lanka, un supermercado ahora provee cajas a los agricultores a fin de garantizar la calidad de sus productos.
Cambios simples pero eficaces como este pueden lograr una mejora importante en el manejo en la cadena de suministro y tener una enorme repercusión en los ingresos y la seguridad alimentaria de los agricultores locales. Para los consumidores, también contribuyen a mejorar la calidad y el tiempo de conservación de los alimentos.
Durante la epidemia de la COVID-19, muchos alimentos perecederos, como frutas y hortalizas, se desperdiciaron debido a que ni los agricultores ni los consumidores podían acceder a los mercados.
El 29 de septiembre de 2020 marcó el primer Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos y la FAO llamó a las personas, empresas y gobiernos a la acción. Este día internacional se celebró durante una pandemia mundial, un hecho que ha servido para poner de relieve la fragilidad de nuestros actuales sistemas alimentarios y la importancia de la disponibilidad de alimentos y el acceso a ellos.
Muchas personas en el mundo pueden dar los alimentos por sentados, no obstante, para los millones de personas que padecen hambre crónica, no hay ninguna garantía. Reducir la pérdida y el desperdicio significa respetar los alimentos, y los recursos naturales, el esfuerzo y las inversiones que estos han requerido. Cuando pensamos en el trasfondo de la alimentación, es más fácil ver qué representan realmente nuestros alimentos y cuán valiosos son.
Fuente: http://www.fao.org/home/es/
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