Más allá de centrales hidroeléctricas y aerogeneradores, en nuestra casa podemos emplear las energías renovables para ahorrar a largo plazo y para ayudar y cuidar el planeta. No se trata de una “moda” ni de una tendencia “nueva”. Teniendo en cuenta que la compra de una vivienda suele ser la mayor inversión que acomete una familia, es muy importante considerar todos los aspectos de la casa, incluida la posibilidad de contar con energías renovables.
Según se explica en la Guía práctica de la energía, consumo eficiente y responsable del Ministerio de Industria Turismo y Comercio, en general, las principales preocupaciones ante la compra de una nueva vivienda se centran en el precio, el tamaño y la localización. Aunque cada vez más, las instalaciones energéticas y, en particular, la posibilidad de disponer de energías renovables, deberían ir cobrando peso en la decisión de compra.
Por ejemplo, existen fuentes de energía renovable que ya pueden usarse de forma sencilla y cómoda en el pequeño consumo. Es el caso de:
1. Energía solar. En España, ya es posible instalar placas solares en la vivienda, siempre y cuando se soliciten los permisos necesarios. En este sentido, hay que asegurarse de que la casa cuenta con los requisitos mínimos para la instalación de este tipo de sistema de autoconsumo.Vivo en una comunidad de vecinos, ¿dónde puedo instalar placas solares para mi autoconsumo?
Se trata de un tipo de energía bastante barata y amortizable a medio plazo. De hecho, es tan accesible que hasta se pueden comprar placas solares en Ikea. Es importante recordar que, para conseguir generar electricidad, las placas solares necesitan radiación solar. Es decir, luz; no calor.
Según la Guía, para conseguir aportes del 50% de las necesidades de agua caliente sanitaria de una vivienda estándar, “se necesitaría un equipo formado por unos 2 metros cuadrados de captador y 200-300 l de acumulación. El coste del equipo se puede situar en torno a los 800- 1.100 euros/m2 y su vida útil es superior a 20 años”.
2. Energía solar fotovoltaica. El efecto fotovoltaico permite convertir la ingente cantidad de energía liberada por el sol, en forma de radiación solar, directamente en energía eléctrica. Sus usos son crecientes y cada vez más diversificados.
En cuanto a los costes, según indican en la Guía “varían significativamente según la tipología de la instalación. De manera orientativa, se puede considerar un rango de entre 3.500 euros/kWp y 5.500 euros/kWp para instalaciones conectadas a red, y de entre 7.000 euros/kwp y 9.000 euros/kwp para instalaciones aisladas a la red con acumulación de energía en baterías”.
3. La biomasa es otra de las energías renovables que tienen aplicación en las viviendas. Funciona mediante materia orgánica, de origen animal o vegetal, y los materiales que proceden de su transformación natural o artificial. El uso de la biomasa como forma de energía en los hogares se da, fundamentalmente, para aplicaciones térmicas con producción de calor y agua caliente, aunque también se puede utilizar para producir electricidad.
Actualmente, la mayoría de las aplicaciones térmicas en edificios o redes centralizadas con biomasa suponen un ahorro superior al 10% respecto al uso de combustibles fósiles, pudiendo alcanzar niveles aún mayores según el tipo de biomasa, la localidad y el combustible fósil sustituido.
4. Geotermia. Se trata quizá de la menos extendida debido a que el alto coste de los sistemas de transporte del calor y de las perforaciones requieren una importante demanda a poca distancia del aprovechamiento geotérmico. Es decir, este tipo de energía necesita, para ser rentable y eficiente, producirse en unas condiciones muy concretas que pocas viviendas cumplen.
5. Energía eólica. Se emplea fundamentalmente para producir electricidad. Los aerogeneradores que actualmente existen en el mercado para uso doméstico son:
De muy baja potencia: utilizados tradicionalmente para bombeo de agua. Y los minigeneradores eólicos para producción de energía eléctrica.
Fuente: 20 minutos
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