Riesgo de escasez de minerales

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Tal y como hemos visto, un futuro bajo en carbono depende sí o sí de estos recursos no renovables. Por este motivo, es relevante tener en cuenta la cantidad disponible de éstos para moldear las futuras inversiones. Por ejemplo, tanto la IEA como IRENA[1] estiman que, para conseguir mantener el calentamiento global por debajo de los 2ºC, las energías que más se deben desarrollar son la energía solar y la eólica. De hecho, estas tecnologías deben duplicar su capacidad actual, para cubrir el aumento de la demanda de electricidad, y abastecer más del 50% de ésta. Además, el almacenamiento de energía, debería llegar a los 25GWh cuando en 2020 no llega ni a los 5GWh (The World Bank , 2020). Estas 3 tecnologías son especialmente dependientes de minerales críticos, en especial las baterías, es por eso que es importante tener en cuenta la cantidad de minerales disponibles para la transición energética.

Para entender la disponibilidad de minerales en la corteza terrestre, se debe diferenciar entre reservas y recursos.

  • Recursos: es la cantidad estimada existente de un mineral o metal concreto en la corteza terrestre
  • Reservas: es la cantidad de un mineral o metal que se ha estimado como tecnológico y económicamente factible para explotar.

Para el propósito de este proyecto, debemos tener en cuenta las reservas disponibles de cada mineral y metal, ya que, por el momento, estas son con las que se puede contar.  La dependencia de las tecnologías verdes de unos pocos minerales (como el cobalto, litio, níquel, aluminio, o magnesio) hace que las reservas de estos productos sean determinantes. Si bien es verdad que, al abrir una mina, ya se conoce aproximadamente la cantidad de mineral que se va a extraer de ella y los beneficios que se van a obtener (solo la volatilidad del precio del mineral va a causar un gran impacto en los resultados esperados), hay que tener en cuenta que puede ser que las reservas disponibles a nivel mundial no sean suficientes para cubrir la demanda disponible.

Por ejemplo, este es el caso del cobalto. Este codiciado mineral, conocido sobre todo por su rol esencial en las baterías de litio (60% de la demanda global del cobalto), tiene unas reservas globales de 7 millones de toneladas, siendo la República Democrática del Congo el país con más del 50% de estas reservas, seguido de Australia con un 17%. (U.S. Geological Survey, 2020). No obstante, un estudio hecho por PEKKA A. NURMI, concluye que las reservas de cobalto conocidas, no son suficientes para substituir la flota actual de 1 billón de vehículos de combustión por 1 billón de vehículos eléctricos (NURMI, 2019). Si bien hay muchas empresas automovilísticas que están intentando reducir los kilogramos necesarios por vehículo de este mineral, de los actuales 12-14 kg a 5 kg, hay que tener en cuenta que las baterías de litio son más del 60% de la demanda de cobalto, por lo tanto hay que buscar eficiencias y alternativas al sector del transporte tal y como lo conocemos, para poder cubrir la demanda de todos los sectores. (Véase ilustración 3). En este contexto de potencial escasez, será esencial para la transición energética y tecnológica que se desarrolle y mejore la capacidad de reciclaje de estos minerales.

Por su parte, las tierras raras tampoco se libran de este riesgo de escasez. Según Britannica, la Enciclopedia Británica,  las reservas mundiales conocidas en 2017 podrían abastecer la demanda durante 900 años si se mantuvieran los niveles de demanda del mencionado año, no obstante, la demanda de tierras raras ha aumentado, de media, un 10% cada año. Con estos datos, Britannica concluye que el mundo podría quedarse sin Tierras Raras poco después de mitades del siglo XXI si no se desarrolla un sistema de reciclaje eficiente o se encuentran alternativas a los usos actuales de estos minerales (Pecharsky, 2019).

El reciclaje de ciertos minerales como el aluminio, es altamente viable, y de hecho se recicla hasta el 100% de este mineral en ciertos países ya que no pierde calidad durante el proceso. Un mineral reciclado, se considera mineral secundario, y su uso en otros productos depende de diferentes factores, es por eso que debe distinguirse entre:

  • La tasa al final de la vida útil: da el porcentaje de mineral que puede ser reciclado al final de la vida útil de un producto
  • La tasa de contenido reciclado: da el porcentaje de mineral secundario usado en otro producto

Por definición, la tasa de contenido reciclado es inferior a la de la tasa al final de la vida útil, ya que durante el proceso de reciclaje se pierde parte del material. No obstante, en ciertos minerales codiciados, puede darse que lo poco que se recicle, sea altamente usado en nuevos productos, por lo tanto la tasa de contenido reciclado en nuevos productos es alta. Hay que tener en cuenta, que para la gran mayoría de metales, aunque se reciclara todo el metal usado hasta el momento, no sería suficiente para cubrir la demanda creciente, ya que transcurre un espacio de tiempo entre que se fabrica un producto, deja de usarse, es reciclado, y el mineral está listo para producir un nuevo bien.

Por el momento, el reciclaje de los minerales claves y especialmente de las tierras raras, es difícil ya que siempre se usan en forma de aleación con otros minerales, es decir, no se usan por sí solos. Este hecho complica el proceso de reciclaje ya que la separación de los componentes puede ser dificultosa, costosa y altamente contaminante. Esto se debe a que es un proceso, complejo que requiere un alto consumo de energía y productos químicos, por lo tanto es costoso tanto para las empresas como para el medio ambiente (Pitron, 2018).

En el apéndice 1, se puede ver la tabla desglosada de las tasas actuales de reciclaje, si bien hay datos que difieren dependiendo de la fuente, se puede concluir que hay pocos minerales que se reciclen usualmente. Entre ellos están el Cobalto, el Cromo, el Germanio, el Niobio, el Paladio, el Platino, el Rodio, el Titanio y el Tungsteno que presentan tasas de reciclado al final de la vida útil superiores a 50%. Sin embargo, de estos, solo el Germanio, el Paladio y el Titanio tienen tasas de Contenido Reciclado superiores a 50%. (United Nations Environmental Program (UNEP), 2011). De hecho, la gran mayoría de los minerales listados como críticos, tienen una tasa de reciclaje al final de la vida útil y de contenido reciclado inferior al 1%.

[1] IEA: International Energy Agency. IRENA: International Renewable Energy Agency

Localización de estos metales

Según el estudio elaborado por la CE en 2020, los principales proveedores de materias primas fundamentales para la UE pueden observarse en la Ilustración 4. Destaca el hecho de que la China posee el mayor porcentaje de oferta de la mayoría de estos minerales, incluyendo todas las tierras raras. También es importante el peso de Sudáfrica por minerales preciosos o Turquía por los Boratos.

Para tener una idea más detallada de la localización de la producción de los minerales críticos, se puede consultar la tabla en el Anexo 1, que incluye la lista extendida de minerales denominados críticos para la transición energética y la transformación digital. La tabla muestra una tendencia muy similar a las que se puede observar en la Ilustración 4, es decir, hay un claro país dominante en el mercado de minerales, la China.

Si bien el gigante asiático tiene el control de la producción de muchos de estos minerales claves, el continente africano presenta importantes reservas de ciertos minerales, como el cobalto en la República Democrática del Congo o el Tántalo en Ruanda. También, es un continente con mucho potencial para explotar las tierras raras. Por este motivo, en las próximas secciones se analizará en detalle el caso del cobalto en la República Democrática del Congo y la producción de Tierras Raras en Burundi. Fuera del continente Africano, se analizará el caso del litio en Chile, Bolivia y Argentina, países que comparten el yacimiento más grande de mundo de este mineral.

Por: Cristina Costa Salvareda

 

 

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