“Sylvia Calvo BCN no es un proyecto de moda, es un proyecto social»

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Entrevistas
Entrevista a Sylvia Calvo, fundadora de este emprendimiento sostenible

 

¿Cómo nace tu emprendimiento?

 Siempre quise hacer algo dentro del mundo de la moda, el diseño y el patronaje. Pero no tuve oportunidad porque no eran unos estudios universitarios en aquel tiempo y en casa me decían que tenía que ir a la universidad. Entonces, hice filología inglesa. Intenté al mismo tiempo patronaje y diseño en el Institut Català de la Moda. Por horario no pude hacer las dos cosas. Total que ello se quedó, como decimos en inglés, en el backburner. En casa siempre vi coser a mi abuela porque era pantalonera, cosía para un sastre. A mí me fascinaba ver cómo aquellos trozos de tela ella los cosía y hacía unas americanas impecables. Yo lo veía y me parecía que hacía magia con sus manos. Lo poco que sabía coser me lo enseñó ella, siempre me enseñaba hacer todo muy limpio y cuidado. La calidad siempre ha sido algo que he visto en las prendas de mi abuela.

 

¿Es así que empiezas con los temas de confección? 

No, aún no. Después de que pasará un tiempo, hice filología inglesa, hice mi MBA en EUA, y mi maestría en Shopping en Barcelona. Trabajé en la industria de la aviación en EEUU, y en la industria del shipping con los buques a mi regreso a Barcelona. En esta ciudad, asistí en Biocultura a una conferencia de “Eco-fashion”. Me quedé con la boca abierta. No sabía que la industria de la moda tenía tantos impactos negativos con el medio ambiente y con la sociedad. Me quedé en estado de shock. Aquello me impactó tanto que quise investigar más. Le dije a la chica que hizo la conferencia si podía hacer una conferencia en Barcelona. Organizamos unos net-workings cada mes en Barcelona. Cada vez que hacíamos estos net-workings, nos juntamos muchos interesados en el tema localmente. Vimos, hablando entre nosotros, que teníamos el problema que éramos pequeños artesanos, diseñadores y profesionales a los que les faltaba un sitio donde nos podríamos apoyar. Todos hacíamos moda sostenible. Así que hicimos una asociación para sumar nuestras voces y poder explicar qué es la moda sostenible y la sostenibilidad, y así apoyarnos entre todos para que nuestra voz fuera más fuerte.

 

¿De qué año es esta asociación?

Creamos la Asociación de Moda Sostenible de Barcelona (MSBCN) en Diciembre del 2013

 

¿Y a partir de ahí tu proyecto ha ido creciendo?

Sí, empecé localmente en Castelldefells a hacer una vez a la semana clases de patronaje y diseño con Antonia García, que daba clases en la Asociación de Vecinos de Vistalegre en Castelldefells. Entonces, Antonia me dijo “Cuando vengas a verme tráeme algo que hayas hecho”. Le había arreglado a mi hermano una cazadora de piel. Tardé tiempo, pero lo logré. Se la pedí prestada a mi hermano y se la llevé a Antonia. Me dijo “Hija mía, si has hecho esto sin saber, pues cuenta conmigo que yo te enseñaré todo lo que pueda”.

 

¿Entonces empiezas con todo el proceso, propiamente dicho, de diseño socialmente responsable?

Sí, cada viernes después de trabajar con los barcos iba con Antonia para que me enseñara. A los dos meses de hacer clases con ella, me dijo para que participara en un desfile en el castillo. “Antonia, pero si acabo de empezar”, le dije. Si ella era la maestra y me decía que podía hacerlo, pues yo acepté el reto y me apunté. El primer vestido medieval que hice estuvo expuesto en una exposición de vestuario medieval en el castillo durante un año. Primer reto superado!

 

¿Este fue tu lanzamiento oficial?

Así es. Entonces, Antonia siempre hacia un desfile en diciembre en Castelldefells de los trabajos que se elaboraban en el taller. Me invitó nuevamente a participar. Entonces me pregunté qué podía hacer. En la conferencia de Biocultura a la que fui se me quedó que el tejido más sostenible era el que ya existía. Dieron el ejemplo de unos bolsos con cinturones de seguridad de coches que habían sido desechados. Me pareció interesante que una cosa considerada residuo se le pudiera dar una nueva utilidad. Aquellos bolsos me motivaron. Y se me ocurrió la idea de los sacos de café, quizás por ver cargas marítimas en mi trabajo. Con la ayuda de mi padre, contacté a un amigo suyo que trabaja en un gran almacén en el puerto de Barcelona para ver si podía tener algunos sacos para hacer pruebas. Y, efectivamente, los sacos eran considerados residuos, prácticamente. Pude obtener unos cuántos sacos, y le conté a Antonia. Se sorprendió, no había trabajado nunca con los sacos. Así que empecé a experimentar con los sacos.

 

¿De qué año estaríamos hablando?

Pues eso sería a mediados del 2012 aproximadamente.

 

¿De esa fecha a la actualidad, te has dedicado exclusivamente a producir sobre la base de este material? 

Sí, a partir de sacos. Al principio, poco a poco, porque lo hacía como hobby. Era más un reto personal para saber si podía llegar a hacer algo bonito con ellos. Trabajándolos y probando de varias maneras veía que cada vez entendía mejor el diálogo con el saco. El saco me empezaba a hablar mucho más. Había veces que el saco te decía lo que quiere ser. Era una parte creativa muy enriquecedora. Es precioso, todo es como uno lo trata. Yo trato los sacos como si fuera un material de alto valor. Al final, intento transmitir ese valor que veo a la pieza final. Algunas piezas están combinadas con seda, lana, pinturas o bordados.

 

¿Cómo ha recibido el mercado de la moda esta propuesta? Sé que has participado en unos eventos en Madrid, cuéntanos un poco sobre eso.

El primer desfile que hice en Barcelona con el primer vestido con una línea bonita, despertó mucha curiosidad. La ética aquí acompañaba a la estética, y la combinación de ambos daba forma a la sostenibilidad de forma correcta y bonita. Ese primer vestido salió en una portada comentando el evento del Fashion Revolution en 2014 en Barcelona, y en varios artículos de periódicos. A partir ahí, me di cuenta del interés que generaba; el interés de que utilizara un material de deshecho y pudiera llevarlo a una pasarela generaba un interés en saber cómo estaba hecho, cómo se siente puesto.

 

Me dijiste que te han invitado a Budapest y has estado en Australia, cuéntanos esa experiencia

En Australia me llamaron del Eco-Fashion Week en 2016. Habían visto mis piezas hechas con sacos de café, y me escribieron para que asistiera. Les pareció muy interesante lo que hacia. En el 2016 no pudo llevarse a cabo el evento, pero en el 2017 lograron los medios necesarios y me volvieron a contactar. Con una pequeña ayuda y un apretón económico y profesional para poder llevar una colección para mostrarla internacionalmente con mis conocimientos limitados, fue todo un reto. Cuando estuve allí, gustó muchísimo. Al principio, antes de salir en la pasarela, mucho caso no me hacían. Pero cuando salió aquello fue abrumador. No se pensaban que se podían hacer prendas tan elegantes y originales con un material de residuo.

 

Y ahora tienes una invitación para Budapest…

 Sí, también como una de las diseñadoras VIP.

 

De la fecha que empezaste a la actualidad, ¿cuál es el balance que haces? ¿crees que da para más?

Esto acaba de empezar. He ido experimentando hasta ahora lo que podía hacer con el saco, y cómo se podría trabajar. Es un proceso, a mí nadie me lo había enseñado y no había trabajado nunca en este sector. Hay gente que se siente muy cómoda trabajando con la seda, y me comentan lo difícil que debe ser trabajar con mis materiales. La verdad, ha sido un crecimiento muy grande para mí en muchos aspectos. Personalmente también en el sentido de que Sylvia Calvo BCN no es sólo un proyecto de moda, sino es un proyecto también social. Nosotros somos una empresa SANNAS, una empresa de triple balance. Yo he estado en otras industrias: la de aviación, el comercio internacional, el shipping. Y nunca se había tenido en tanto en cuenta el aspecto social. Siendo las personas la parte más importante de una empresa, siempre se ha mirado a los objetivos económicos, pero …. ¿y el impacto medioambiental y social, tanto para las personas que trabajan dentro de la empresa como las personas que trabajan fuera de ella? Los clientes, los servicios, proveedores… ¿cómo se relacionan las empresas con todos ellos y con el territorio donde desenvuelve su actividad? Todos estos aspectos son ahora muy importantes.

 

¿Tienes una orientación enmarcada en los objetivos de desarrollo sostenible, por ejemplo? 

Nosotros queremos que nuestra empresa tenga un impacto de triple balance. Un impacto positivo medioambiental que lo conseguimos a través de los materiales y energías que utilizamos. Espero que podamos llegar un poco más allá porque ahora reciclamos a pequeña escala, pero estoy pensando en un proyecto para que sea a mayor escala. Y luego un impacto social donde se pueda generar puestos de trabajo para gente que lo necesite. Ahora en Marzo podrá venir una chica a colaborar conmigo. Yo la llamo colaboradora porque se trabaja mucho más y más a gusto cuando se trabaja en equipo.

 

En cuanto a los aspectos económicos, ¿ha habido un ingreso interesante?

 De momento no. El proyecto hasta ahora ha estado en fase de desarrollo. Pero ahora es el momento ya que disponemos de una bonita colección y unos conocimientos sobre como trabajar este material más desarrollados. Disponemos de piezas artísticas y únicas. Lo que queremos hacer es llevar el residuo a la alta costura. También, poder hacer más piezas y poder llegar un público más amplio de consumo responsable y con valores. Luego, empezar la rueda en que la compañía sea económicamente sostenible al mismo tiempo que pueda aportar al desarrollo y bienestar social local.

 

¿Qué planes futuros tienes vinculados al proyecto?

Yo quiero que Sylvia Calvo BCN sea una empresa en la que existan dos líneas, la de conocimientos y la práctica. La parte de conocimientos, en la cual mostramos, explicamos a través de conferencias, clases, y consultaría sobre la sostenibilidad y circularidad aplicada a un proyecto de moda/textil. Explicar todo lo que hemos aprendido en la teoría y cómo lo hemos aplicado en la práctica.

La segunda fase, sería llevar el reciclaje del material de pequeña a mayor escala. Ahora empezamos con pequeñas cantidades, como empecé a trabajar los modelos descubriendo y desarrollando este tipo de producción, poder seguir y reciclar a mayor escala con nuevos procesos.

 

¿Cuál es tu recomendación a aquellos que quieren emprender vinculado en la sostenibilidad?

Yo les diría que hay que creer en ello. Hay situaciones ambientales y sociales en las cuales tenemos que tomar una decisión. Un problema trae muchas oportunidades para poder revertir la situación actual. Los jóvenes, ahora, tienen un gran reto pero es muy interesante y con muchas posibilidades. De repente no saben en qué ubicarse, pero a penas investiguen y vean todo el abanico que la economía circular pone delante de ellos… En cualquiera de las áreas porque, por ejemplo, en el área de la comunicación hay muchas oportunidades. Los pilares en donde la economía circular se va a desarrollar son: la investigación, la tecnología, la innovación y la comunicación. Todo esto trae muchas oportunidades y nuevos modelos de negocio. Todo lo que se haga va a tener que ser comunicado. Hay que comunicar las nuevas regulaciones y cambios que se van a implementar. Todas las directrices que vienen de la Unión Europea hay que comunicarlas a las empresas y a los ciudadanos.

También les diría a los jóvenes que todo camino comienza por el primer paso. Si la gente no cree, tú cree. No podemos desistir porque los demás no lo hacen. Si eres el primero, ya seguirán. Con mi proyecto con sacos de café, me decían que no sería posible. Yo seguí con mi reto y mi visión. Lo importante es creer en uno mismo, creer y marcar tus objetivos, y los medios se irán formando y desarrollando para llegar a ellos.

A continuación, adjuntamos fotos de los modelos de ropa de la marca de Sylvia Calvo BCN

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