Por: Jesús Miguel Castañeda Mayuri
El sistema de recogida neumática de residuos en Barcelona representa, aproximadamente, el 5% de la recogida de la ciudad. Y la ciudad cuenta con 42 km de tuberías y 2.100 tomas que forman parte de este servicio que se da a 52.000 personas, según la web del Ayuntamiento de Barcelona.
¿De qué se trata esta forma alternativa de tratamiento de la basura?
Consiste en disponer una serie de buzones de vertido que están conectados a punto de aspiración a través de conductos subterráneos. Los residuos se depositan de forma selectiva en los buzones y, por gravedad, caen hasta las válvulas instaladas en niveles inferiores, donde se acumulan temporalmente.
Los dos tipos de sistemas neumáticos se diferencian según cómo se recogen los residuos almacenados.
En el sistema estático, cada cierto tiempo se recogen lo acumulado mediante un ordenador que coordina centralizadamente la recogida. Los desechos son aspirados hasta un punto centralizado a una velocidad entre 60 y 80 km/h. En este punto central, los residuos quedan depositados en contenedores, donde luego serán retirados por camiones según la coordinación del ordenador; después serán llevados a puntos de tratamiento. Cabe mencionar que el aire propulsor de los residuos es luego filtrado para que esté limpio a la hora emitirse a la atmósfera.
Por su parte, en el sistema móvil, los contenedores de almacenamiento de la basura están conectados directamente a los buzones de residuos. Los camiones se acercan directamente a estos lugares para aspirar los diversos contenedores que allí se encuentran.
En nuestra ciudad, solo continúan operativas las instalaciones de recogida neumática estática, pues el sistema facilita la recogida según las necesidades de generación, posee una infraestructura permanente, está impulsado por energía eléctrica y no conlleva la necesidad de utilizar camiones en el interior de la ciudad. Es por eso que podemos encontrar buzones de este tipo en Ciutat Vella -en el Raval, Santa Caterina y la Ribera-, Gracia -en Gracia Nova, Salut i Farró-, Sant Andreu -en Bon Pastor y Sant Andreu de Palomar- y en Sant Martí -en La Vila Olímpica, Diagonal Mar, el Besos, el Maresme y Provençals del Poblenou.
Desde 1992 que este tipo de recogida se implementa en Barcelona; la primera vez, en la zona de la Vila Olímpica. También hay buzones de basura del mismo tipo en Sabadell y en Reus.
Pese a ser uno de los primeros lugares en los que se implementó este sistema, no ha llegado a más dado su alto costo. Y los ayuntamientos han optado por sistemas más tradicionales. En ciudades del País Vasco como Vitoria y Bilbao, sin embargo, sí ha evolucionado.
¿Por qué no se ha implementado del todo en la ciudad?
Para que forme parte del 5% de las instalaciones de recogida de basura de la ciudad condal, debe ser beneficioso de alguna manera. Josep Maria Tost, expresidente de la ARC (Agencia de Residuos de Catalunya) comenta que gracias a este sistema “no hay movimiento de residuos en superficie; no se ven los habituales camiones.” De igual manera, se reducen los ruidos por la recogida mediante contenedores, los buzones se integran adecuadamente con el entorno y se reducen los problemas de malos olores.
Sin embargo, hay una serie de inconvenientes para lograr una mayor implementación de este sistema. La instalación del mismo requiere de una inversión muy elevada; sobre todo en zonas de urbanismo ya consolidadas. Del mismo modo, con la reparación de averías y el consumo energético para el correcto funcionamiento del sistema. Asimismo, identificar a los usuarios que hagan un mal uso del sistema se hace difícil; lo cual perturba por completo todo el funcionamiento del mismo.
Ante estos inconvenientes y ventajas, es importante tener presente que este sistema podría ser el más preparado para adaptarse a las ciudades inteligentes. En los buzones, conductos y almacenes subterráneos podrían integrarse sensores para recolectar datos como el número de apertura por usuario, el volumen de peso depositado en cada apertura, la separación de la basura, etc. Esto permitiría conocer el comportamiento social para establecer y planificar de forma sencilla y operativa, los procesos de recogida y si es necesario diseñar políticas de información.
La percepción del sistema de recogida neumática
El Barrio del Raval, ubicado en el distrito de Ciutat Vella, es uno de los lugares que posee instalaciones de este tipo. En el carrer de l’Aurora, al costado de la Rambla del Raval, encontramos tres buzones de este sistema instalados. En el pie de uno de los buzones había bolsas con ropa desparramadas por el suelo.

Los beneficios que promete este sistema no han llegado a convencer a los vecinos, que toman más en cuenta deficiencias tan visibles como las bolsas acumuladas en el pavimento. “Estos no son muy buenos. Con la excusa de que no caben las bolsas, la dejan allí. Ya no se molestan en abrir y tirar la bolsa. Esto trae un montón de moscas y mosquitos.” , dijo Alberto, que tiene una tienda de antigüedades en la misma calle que los buzones. Lo mismo dijo otro vecino: “A veces se llenan y la gente comienza a dejar bolsas alrededor”.
La falta de conocimiento sobre este sistema también es un inconveniente para que funcione bien de manera generalizada. Varios vecinos admitieron no saber de la necesidad de separar la basura. “Siempre los uso. No separo por orgánico, lo meto todo en la misma bolsa y lo tiro ahí”, dice Ana, que vive a una calle de los buzones neumáticos. “A veces prefiero caminar un poco más por el sistema tradicional porque me parece más cómodo por el tamaño del hueco.”
Lo cierto es que este es el caso de un grupo de buzones del sistema de recogida neumática en un lugar muy concreto de la ciudad de Barcelona.
En otra zona del distrito de Ciutat Vella como Santa Caterina los buzones muestran un mejor mantenimiento y ninguna basura acumulada alrededor.

Los trabajadores de los comercios de las calles aledañas afirman no ver nunca basura acumulada. Aunque no haya tanta limpieza en los mismos buzones: la dueña de una peluquería que los tiene al frente dijo que le gustaría que lo mantengan limpio, ya que “como aquí hay mucho turismo: ensucian la parte de afuera y a veces da asco.”
Sin embargo, sí se repite el desconocimiento del funcionamiento del sistema. “No tengo ni idea de qué va; solo ponemos orgánico en un lado y residuos en otro.” Esto se sostiene si tenemos en cuenta que en este sistema hay un 30% de impureza -debido a personas que tiran los residuos donde no toca- en Barcelona.
Las deficiencias que muestra el sistema podrían solucionarse con una serie de intervenciones. Josep Maria Tost afirma que para mejorarlo y conseguir mejores resultados es necesario implantar el cierre de las bocas y establecer horarios específicos según el tipo de residuo.
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