Las grandes asociaciones empresariales de la Región impulsan un cambio hacia la transformación tecnológica y digital para restañar los estragos del Covid
El golpe del Covid está siendo especialmente virulento en Iberoamérica. Con más de 640.000 fallecidos y superada la barrera de los 20 millones de contagios, la pandemia sigue azotando con intensidad la Región y poniendo en cuarentena una recuperación económica «que ya es desigual», advertía recientemente el FMI. En un artículo publicado en la web del organismo, Alejandro Werner, director para las Américas del FMI, y otros dos economistas sentenciaban que el PIB de la Región «retornará a los niveles previos a la pandemia apenas en 2023, y el PIB per cápita lo hará en 2025, es decir, más tarde que otras regiones del mundo». La previsión de crecimiento para este año es del 4,1%, bastante alejada del 5,5% global.
El viaje hacia la reactivación no es sencillo, pero la hoja de ruta sí parece estar clara. En la misma dirección que se ha trazado en Europa, la sostenibilidad, con especial acento en la innovación y la digitalización, se convierte en el eje sobre el que incidir para lograr el nuevo impulso. Y el sector privado se ha colocado a la vanguardia del cambio. La Secretaria General Iberoamericana (Segib) y el Consejo de Empresarios Iberoamericanos (CEIB) han intensificado estos meses sus trabajos para situar a la sostenibilidad en el centro de las políticas de recuperación.
Cita clave
Un esfuerzo que culminará el próximo mes de abril, durante la celebración en Andorra de la XXVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Allí se formalizarán las recomendaciones de las empresas, que llegan avaladas por el consenso. «En este proceso hemos contado con la colaboración de actores relevantes de los Gobiernos, organizaciones empresariales, organismos multilaterales, compañías multiberoamericanas y sobre todo de las pymes que representan cerca del 95% del tejido empresarial de nuestra región», explica Pablo Adrián Hardy, responsable de Economía y Empresas de Segib.
«Este era un proceso para el que hacían falta grandes dosis de pedagogía, liderazgos claros y programas concretos con los que favorecer el cambio de modelo. Esas han sido y son las herramientas que las empresas y sus organizaciones representativas están empleando a velocidad de crucero», explica Narciso Casado, secretario permanente de CEIB. El último informe ‘Sostenibilidad en Iberoamérica’, recientemente publicado por Segib, resume la frenética actividad de los últimos meses en todos los países de la Región.
«Estamos plenamente convencidos de que, de cara al futuro, se debe apostar por sectores que aporten mayor valor añadido a las economías de los países, como la innovación, la transformación digital, la biotecnología, las industrias creativas, aquellos que se engloban en las denominadas economías verde, azul y naranja. Consideramos que la crisis originada por esta pandemia puede ser también una oportunidad para reinventarse y salir adelante. Creo que las empresas y organizaciones empresariales estamos haciendo un gran esfuerzo por adoptar la Agenda 2030 como un manual eficaz para incorporar los 17 Objetivos de Desarrollo sostenible en nuestro ADN. Pero quiero recordar que, sin empresas, estos objetivos se pueden quedar en simples quimeras», defiende Casado.
Las alianzas público-privadas serán esenciales para apuntalar las estructuras de este nuevo modelo económico. «Si de verdad queremos que la economía circular sea el nuevo orden económico mundial, esto no se podrá entender sin estas colaboraciones», defiende Antonio Magraner, secretario general de la Federación Iberoamericana de Jóvenes Empresarios (FIJE). Así lo ha puesto en evidencia la crisis sanitaria . «Durante los últimos años se ha trabajado muy bien en esta línea. Colombia es un claro ejemplo de ello, pero tenemos que seguir avanzando y haciendo camino», reconoce Magraner.
Factores como la escasa integración regional, el alto peso de la economía informal (diversos estudios apuntan a que afecta al 50% del empleo, aunque en países como Perú llega al 70%) y la existencia aún de numerosas barreras comerciales embarran el camino de esta recuperación sostenible y complican la llegada de la necesaria inversión. El dispar impacto del Covid también dibuja una recuperación a distintos ritmos. «Sabemos que la creciente crisis económica, producida por la crisis sanitaria, ha provocado un aumento de la desigualdad económica y social en la Región. Yeso provocará que las diferentes velocidades a la hora de implementar este nuevo modelo se incrementen», reconoce Magraner. Pero subraya que no hay que caer en la desmotivación, «hay que seguir creyendo y fortaleciendo las bases que se estaban creando», concluye el representante de FIJE.
Cooperación
«Ahora más que nunca será necesaria la cooperación internacional para lograr que los países que conforman la Comunidad Iberoamericana vuelvan a la senda de la recuperación lo antes posible. Eso permitirá generar un marco idóneo para que se incremente la inversión, en especial la que se refiere a tecnología y talento», defiende Adrián Hardy.
Las urgencias del Covid también podrían provocar que estas imprescindibles inversiones para cimentar la transformación se terminen aparcando. Pero Hardy se muestra convencido de que, activado ya el movimiento, no hay vuelta atrás. «Es posible que haya que reorientar recursos por la emergencia sanitaria, pero este proceso hacia un modelo más sostenible e innovador es imparable», afirma.
Ejes como la transformación digital y la innovación abierta serán claves para involucrar a las pymes, «que han entendido que sin digitalización no serán capaces de competir e incorporarse a las cadenas de valor globales ». Y es que las empresas iberoamericanas tienen ya claro que no hay tren alternativo al de la innovación para alcanzar la recuperación económica.
«Las mejores reservas estratégicas»
En el debate sobre si hay talento o no en Iberoamérica para impulsar el cambio, Narciso Casado lo tiene claro: «Contamos con las mejores reservas estratégicas, las que no se agotan por su uso, las tecnologías y las capacidades de innovación y aprendizaje». La tarea pendiente es potenciar esos recursos. «La clave está en reinventarse, y estar listos también para trabajar con una generación de jóvenes, la mejor preparada de la historia, que demanda espacios a su medida y respuestas claras», defiende Casado. Adecuar los planes de estudio universitario y la Formación Profesional a las necesidades reales de las empresas y estimular a los jóvenes a incorporarse a las carreras STEM serán también claves para dar un impulso definitivo al necesario cambio.
Fuente: ABC
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