Uno de los efectos inmediatos de esta desaceleración es la evidencia de que estamos comprando mucho más en los establecimientos cercano y menos masivos. Estamos evitando grandes desplazamientos y priorizando a nuestro comercio local
El comercio de proximidad busca suministrarnos los productos que las personas necesitamos en nuestro día a día, evitándonos desplazamientos innecesarios y pérdidas de tiempo, puesto que todo lo podemos encontrar en las calles del barrio. Afortunadamente muchos ya se han dado cuenta de la importancia de fomentar este tipo de comercio poniendo en marcha campañas de concienciación como en Barcelona o Madrid, porque el comercio de proximidad es salud para el consumidor, para la economía local y para el planeta.
El confinamiento y la desescalada, además de la vida diaria, han cambiado algunas formas de comprar. Que se van a quedar, porque también han cambiado muchas mentalidades. Tanto como que el 73 % de los españoles reconoce que con esta crisis han modificado sus hábitos de consumo. Desde el lugar donde hacer las compras: por cercanía y como seña de solidaridad, el pequeño comercio de proximidad atrae al 46% de los ciudadanos; mientras que el 48% comprará más que antes por Internet.
Hasta la intención de compra inmediata, donde, alimentación aparte, ganan la moda y el calzado, productos de belleza, ropa de deportes, viajes y tecnología . Son datos de la edición especial Covid-19 del Observatorio Cetelem estacional, sobre el gasto real de los ciudadanos en la desescalada y en la nueva normalidad. Por tipo de comercio, el orden de favoritos sería, en proximidad los productos de belleza; online, los viajes y la tecnología; y la moda en centros comerciales. Eso sí, tres de cada 10 españoles no tiene pensado realizar ninguna compra próximamente.
Articulo editado sobre la base de original de C. navío en La Razón y Oxfam
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