Sostenibilidad en la empresa: ¿Se ha vuelto imprescindible?

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Innovación

El pasado 11 de mayo se celebró en las instalaciones del co-working Aticco Bogatell una mesa redonda titulada “Sostenibilidad en la empresa: ¿Se ha vuelto imprescindible?”. En el contexto en el que las apuestas por la sostenibilidad por parte de las pequeñas, grandes y medianas empresas, la mesa tenía la intención de analizar si la aplicación de políticas sostenibles es una cuestión imprescindible o todavía opcional. Con la moderación de Alexander Golovin, Events Manager de Aticco, los participantes de la mesa fueron Guillem Bargalló – consultor de marketing digital sostenible y fundador de El Bien Social-, Mar Güell -socia fundadora de POLARIS y exresponsable de sostenibilidad de Danone- y Anna Badia – impulsora de agricultura regenerativa y exresponsable de sostenibilidad de Veritas.

La primera pregunta que se lanzó a los participantes de la mesa marcó el tono del resto del evento. ¿Es la sostenibilidad en la empresa opcional? Los tres estuvieron de acuerdo en que cada vez es más difícil no ser sostenible. Anna Badia dio el ejemplo de la agricultura: la sostenibilidad es la única manera de que un negocio en ese sector pueda ser rentable; para ella, la sostenibilidad ahora tiene que ver con la subsistencia de la empresa. Mar Guell apuntó que dados los cambios normativos de regulación medioambiental que han llegado y vendrán, hay más presión para que las empresas tomen el camino sostenible; así como por parte del consumidor, que tiene muy en cuenta el impacto medioambiental de las empresas.

Tanto la legislación como el comportamiento del consumidor continuaron formando parte importante de la conversación.

Las reflexiones sobre el comportamiento de los ciudadanos frente a las apuestas sostenibles sirvieron para que se haga patente la complejidad y relevancia que tienen los emprendimientos que -como mencionó Guillem Bargalló- insisten en los cambios de hábitos. Pues, tal como apuntó Guell, pese a que los datos dicen que los consumidores son conscientes de lo que compran, los productos que intentan ser completamente sostenibles -hechos con plástico reciclado, por ejemplo- no llegan a gustar del todo en el mercado. Ante eso, los tres estuvieron de acuerdo en que la idea no es buscar un consumidor con un perfil concreto, sino buscar un cambio real. Así, como empresa, a partir de un deseo de cambio real, se pueda influir de manera positiva en la sociedad. 

Mientras que la pregunta que hizo Alexander Golovin sobre la necesidad de aplicar una legislación más dura género una variedad de opiniones. Badia afirmó que es necesario que las empresas que hagan daño al medioambiente paguen por ello, en un contexto en el que, según ella, las leyes están hechas en el cortoplacismo y favoreciendo a los lobbys. Mientras que Bargalló añadió que más allá que los cambios de leyes, lo importante es un cambio en la sociedad. ““Las empresas y los políticos cambian cuando el mercado cambia. Si queremos cambios más rápidos, debemos demandarlos como sociedad”. Mientras que Mar Guell mencionó la necesidad de que las empresas tengan ayuda con las nuevas normativas sobre sostenibilidad y puedan adaptarse de la mejor manera. 

Ante ese panorama, otra pregunta era relevante: ¿Qué puede hacer una empresa que quiere ser productiva y sostenible? Dos palabras clave surgieron; “cool” y resiliencia. Mar Guell mencionó que para este tipo de emprendimientos e iniciativas, que intentan cambiar los hábitos de la sociedad, es necesario un equipo que se crea la importancia de su propuesta. Bargalló añadió que, a la hora de vender, la empresa tiene que hacer que su producto o proyecto sea cool. Dio el ejemplo de Heura, que, según él, “hace que ser vegano mole”.  En la ronda de preguntas, este tema volvió a tocarse cuando una persona mencionó que las empresas tienen la obligación de generar productos que eviten que el consumidor se comporte mal. Todos estuvieron de acuerdo en que es importante trabajar para generar esa necesidad de consumo.

Pero más allá de ponerse “sostenible” como etiqueta, es necesario saber lo que significa serlo como empresa. Para eso, Golovin, les pidió a los tres que reflexionen sobre el greenwashing. Para ellos, el problema radica en una falta de sensibilización y educación interna; sobre todo en las áreas de marketing de las empresas, que por ignorancia de las terminologías y los problemas medioambientales al que se enfrenta el mundo, caen en errores al comunicar. Bargalló fue un poco más realista y mencionó que “Un mensaje de una empresa, que tiene sus propios intereses, se debe mirar con atención.” Ante eso, lo que recomendó a las empresas es transparencia radical. Según él, hay varias empresas que apuestan por decir dónde producen, cómo producen, la situación de la empresa y el plan que tienen para mejorar. 

La mesa redonda culminó con una hora de networking en las que los asistentes pudieron compartir sus intereses, sus proyectos en el marco de los temas que marcaron la conversación. Este fue uno de los eventos que está realizado Aticco en su deseo de ser un ecosistema innovador para emprendedores, startups y compañías. De hecho, mediante su plataforma de apoyo al emprendimiento AtticoLab, desarrolla distintos tipos de programas para ayudar tanto a los emprendedores como a las corporaciones e instituciones en sus actividades de innovación.

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