Cuando abres la página web de Too Good to Go, encuentras un mensaje claro que te define su filosofía. «Un tercio de la comida que se produce a nivel mundial acaba directamente en la basura. Pero no solo se desperdicia la comida, sino todos los recursos y procesos que se han invertido para producirla, desde el agua hasta el terreno y el trabajo desarrollado. Cuando la comida se tira, el proceso de gestión de estos residuos tiene un efecto dañino en el medio ambiente: ¡esta gestión es responsable del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero! Algo nada saludable para nuestro planeta».
Esto es cierto. La articulación e interdependencia de la industria de alimentación tiene una fuerte cadena de suministros que empieza en recursos naturales, muchas veces escasos o que consumen otros recursos naturales básicos como el agua, por ejemplo.
Pues bien, según un último dato recogido de El Economista, desde su llegada a España en septiembre de 2018, la app Too Good To Go, que combate el desperdicio alimentario conectando a usuarios con comercios que venden su excedente de comida diario a precio reducido para evitar el desperdicio, ha ayudado a salvar más de un millón de packs de comida en nuestro país. Esto supone haber evitado el desperdicio de algo más de 1.000 toneladas de alimentos y la emisión de 2,5 millones de kilos de CO2, el equivalente a 2.000 coches viajando de Madrid a Moscú.
Según el mismo informe, «esto ha sido posible gracias a los más de 3.000 establecimientos de toda España que ya se han unido a esta iniciativa, entre los que se encuentran desde pequeños negocios hasta grandes marcas como Alcampo, Accor, Galp, Muerde la Pasta o Tim Hortons, entre otros. Pero también, gracias a los miles de usuarios que cada día salvan su pack de comida a través de la aplicación, evitando así que alimentos en buen estado sean desperdiciados».
Para Oriol Reull, director de Too Good To Go en España, a través de esta aplicación ganan todos. «Con nuestra app aportamos una solución para que toda la comida se consuma haciendo que gane el establecimiento, porque reduce sus desperdicios y minimiza sus pérdidas económicas; el usuario accede a comida de calidad a precios más reducidos y, sobre todo, que gane el planeta porque se evita el impacto medioambiental del desperdicio alimentario», afirma.
Iniciativas de este tipo hacen falta desarrollar y dimensionar en un escenario post pandemia que exige creatividad e innovación.



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