La sociedad parece que empieza a tomar conciencia de que los recursos de nuestro planeta no son infinitos y que hay que empezar a cuidarlo. Por otro lado, los efectos del cambio climático comienzan a sentirse en nuestro día a día. Son muchos los que van tomando acciones en su vida cotidiana para ayudar a revertir esta tendencia, ya sea reciclando o consumiendo de forma más consciente y sostenible.
Estas pequeñas acciones individuales y cotidianas pueden revertir en un mundo mucho mejor si todos contribuimos con nuestro granito de arena. Y ahora mismo también es posible hacer nuestra aportación a la sostenibilidad cuando invertimos. Ya no hay excusa para invertir de forma sostenible.
En el 2017 decidí investigar en el ámbito de la inversión socialmente responsable. Por aquel entonces acabábamos de lanzar un proyecto de gestión automatizada de carteras y tanto yo mismo como mis socios nos interesamos en cómo poder acercar la sostenibilidad también al mundo de la inversión y, más especialmente, a la inversión indexada. Dicho de otra manera, cómo hacer accesible la inversión sostenible a partir de bajos importes, y de forma eficiente.
Podemos contribuir activamente a mejorar la sostenibilidad cambiando, por ejemplo, la forma en que invertimos
De todo este proceso aprendimos a abordar la inversión sostenible desde cuatro perspectivas:
1) Excluyendo industrias controvertidas: armas, tabaco, alcohol, etc.
2) Filtrando empresas por su cumplimiento de criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza.
3) Invirtiendo en empresas que producen o suministran servicios que ayudan a cumplir alguno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) identificados por las Naciones Unidas.
4) Utilizando índices, ya sea en su formato ETF (fondos cotizados) o como fondos indexados.
Lo mejor de todo esto es que hoy en día hay suficientes índices que nos ayudan a alcanzar al menos uno de esos cuatro objetivos y, a veces, más de uno a la vez. Combinándolos podemos construir carteras de inversión que no solo cumplan esos objetivos, sino que además nos permitan alcanzar nuestros objetivos financieros.
Dicho de otra manera, hoy se puede invertir de forma indexada y sostenible y obtener rentabilidades similares o incluso superiores al resto de carteras. Utilizando fondos indexados o ETF nos aseguramos, por un lado, acceder a inversiones sostenibles a bajo coste pero también no alejarnos demasiado del rendimiento de los índices globales.
El año 2020 ha representado un año de inflexión para la inversión sostenible. Según Bloomberg, entre estamentos gubernamentales, empresas y otros grupos recaudaron un récord de 490.000 millones de dólares colocando bonos verdes, sociales y de sostenibilidad. Otros 347.000 millones de dólares se invirtieron en fondos de inversión enfocados en ASG, un máximo histórico, y se lanzaron más de 700 nuevos fondos a nivel mundial para capturar el diluvio de entradas.
Utilizando fondos indexados o ETF nos aseguramos acceder a inversiones sostenibles a bajo coste sin alejarnos demasiado del rendimiento de los índices
Que nadie se piense que este tipo de inversión es perfecta. A pesar de filtrar con esos cuatro parámetros probablemente no todas las empresas encajarán al 100% en lo que, a nuestro parecer, correspondería a la definición de sostenible. Pero la búsqueda de la perfección no debe ser una excusa.
La actividad humana por definición transforma, elabora, cambia, modifica. Y, por desgracia, esas actividades tienen un impacto en nuestro entorno y en nuestra sociedad. Probablemente para la mayoría el punto tres sería lo que concuerda con nuestro ideal de sostenibilidad. Pero fijémonos que incluso esas empresas deben tener algo del punto dos.
Es decir, no es solo importante qué producto o servicio vendo y su grado de sostenibilidad sino cómo desarrollo mi actividad para producir o suministrar mi servicio de la forma más sostenible posible y eso no es fácil.
Hace unos días leía un artículo en el que Bill Gates advertía que el mundo no se toma suficientemente en serio la crisis climática. Creo que esta percepción es muy acertada y que esa actitud no se justifica de ninguna forma ya que hoy en día, mediante nuestras acciones más cotidianas podemos contribuir activamente a mejorar la sostenibilidad cambiando, por ejemplo, la forma en que invertimos nuestros ahorros.
Definitivamente, ya no hay excusas. La oferta actual de índices para invertir de forma sostenible es más que suficiente. En concreto, la oferta de fondos indexados y ETF y su previsible ampliación en los próximos meses y años nos hace ser ahora mismo muy optimistas.
Además, nuestra experiencia de más de cinco años en inversión indexada sostenible es que esta puede ser tan o más rentable que la inversión indexada normal, que ya de por sí es muy eficiente. Es por ello que apostamos a que en pocos años, y sin ningún lugar a dudas, la inversión será sostenible o no será.
Por: Jordi Mercader, El Español-invertia
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