DW- En un comunicado publicado este martes en su página web, el Ministerio de Comercio chino consideró la subida arancelaria estadounidense del 10 por ciento a exportaciones chinas valoradas en 300.000 millones de dólares, con efectos a partir del próximo 1 de septiembre, como «una grave violación de la reunión entre los jefes de Estado de China y EE. UU.».
«Se ha acordado que la Comisión de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado no descarte gravámenes a la importación a productos agrícolas de EE. UU. recientemente adquiridos después del 3 de agosto, y las empresas chinas relacionadas han suspendido la compra de productos agrícolas estadounidenses», indica el texto.
El Ministerio de Comercio se vanaglorió de la «enorme capacidad de mercado» del país asiático y se arrogó «unas perspectivas brillantes para la importación de productos estadounidenses agrícolas de alta calidad».
Sin embargo, dejó claro que estas «perspectivas brillantes» van sujetas a que Washington «ponga en marcha el consenso alcanzado en la reunión entre los jefes de Estado de China y EE. UU., y tenga la confianza de poner en práctica los compromisos para crear las condiciones necesarias para la cooperación en el sector agrícola entre ambos países».
Depreciación del yuán
Este anuncio supone un peldaño más en el incremento de las tensiones en la guerra comercial que ambos países libran desde el pasado año. La víspera, en lo que varios analistas consideraron también una respuesta a los nuevos gravámenes decididos por Trump, el yuan chino rompió la barrera psicológica de las siete unidades por cada dólar, algo que no sucedía desde abril de 2008.
La respuesta a esa caída del valor del yuan no se hizo esperar. El mismo lunes (5.08.2019) el Departamento del Tesoro de EE. UU. tildó a China de país «manipulador de divisas» y amenazó con tomar represalias para acabar con sus injustas ventajas competitivas en el marco del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pekín «se opone firmemente» a estas declaraciones del secretario estadounidense del Tesoro, Steve Mnuchin, reaccionó este martes el Banco Central chino, que controla a diario el índice de cambio de la moneda china. «La parte estadounidense no tuvo en cuenta los hechos y calificó de manera irracional a China de manipulador de moneda», añadió en un comunicado.
Vuelos comerciales y misiles
En otro frente de estas tensiones comerciales, la aerolínea estatal china Air China anunció hoy que «dejará de operar la ruta CA837/8 Pekín-Hawái-Pekín a partir del 27 de agosto» debido a «diseño del mapa de rutas, organización de la capacidad y otros motivos».
Además, China advirtió este martes a Estados Unidos contra las intenciones declaradas este fin de semana por el nuevo secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, de desplegar nuevos misiles estadounidenses en Asia «lo antes posible».
«China no se quedará de brazos cruzados y se verá en la obligación de tomar medidas si Estados Unidos llega a desplegar misiles de medio alcance basados en esta región del mundo», advirtió el director del Departamento de Control de Armas de la cancillería china, Fu Cong.
Fu no quiso precisar qué medidas podría tomar Pekín pero aseguró que «todo está sobre la mesa» e instó a esos países, y también a Australia, a hacer un ejercicio de «prudencia» y no permitir «el despliegue de misiles estadounidenses en su suelo, porque ello no sería acorde con su propia seguridad nacional».
Estados Unidos se retiró el viernes del Tratado de Desarme Nuclear INF, un acuerdo alcanzado entre Washington y Moscú durante la Guerra Fría para vetar los misiles de medio alcance (de 500 a 5.500 kilómetros). Al retirarse del INF, Estados Unidos queda libre para tratar de contener el arsenal de China, que incluye modelos prohibidos por ese tratado, que Pekín nunca firmó.
Fu Cong reiteró que Pekín no participará en unas negociaciones trilaterales sobre la reducción del armamento con Rusia y Estados Unidos, como reclama Washington, al no considerarlo «equitativo» por la diferencia entre el arsenal nuclear de China y el de Estados Unidos y Rusia.
El gigante asiático, que ya está sumido en una guerra comercial, tecnológica y monetaria con Estados Unidos, denuncia con regularidad la presencia militar estadounidense en Asia, promovida por sus aliados, Japón y Corea del Sur. En la región de Asia y el Pacífico, Pekín y Washington suelen enfrentarse a causa del mar de China Meridional, una zona que Pekín reivindica como propia, construyendo instalaciones militares en islotes que otros países vecinos consideran parte de su territorio.
No responses yet