Más de 60 personas asistieron al encuentro propuesto por Impact Hub Barcelona. En el evento quedó en evidencia la urgencia que tiene la sociedad de comprometerse a incorporar nuevos hábitos que puedan revertir la realidad innegable del cambio climático.
“Queremos poner el foco en el potencial de las ciencias del comportamiento para activar acciones de cambio. Debemos combinar la mirada ecosistémica, de transformación colaborativa, con el expertise en el análisis conductual y encontrar claves que permitan cambios de comportamientos sostenibles en la ciudadanía. Hoy nuestro compromiso es pasar de la investigación a la acción” apunta Irene Tarradellas, directora de Impact Hub Barcelona.
Según el estudio realizado en colaboración con Impact Hub, ‘Comportamientos sostenibles. De la intención a la acción’, presentado al inicio de la jornada por Diego Herranz de IMOP Insights, se destaca que tres de cada cuatro ciudadanos afirman haber tomado medidas en su día a día para luchar contra el calentamiento global. Sin embargo, todavía existe una importante brecha entre la predisposición o el conocimiento y la práctica real de comportamientos más sostenibles. Uno de los motivos que explican esta brecha es que cuesta asumir a nivel individual el riesgo climático porque, aunque se adopten hábitos y medidas sostenibles, no es tan fácil visualizar los beneficios directos de ese comportamiento. Además, durante la presentación del estudio se ahondó en la necesidad de desideologizar el cambio climático para fomentar conductas sostenibles.
“Aquellas personas con características psicosociales favorables a la sostenibilidad todavía se encuentran algo aisladas, a pesar de que comparten valores, actitudes y hábitos. Por eso, como sociedad necesitamos superar la brecha contextual del desarrollo sostenible. La información y los discursos, las experiencias y emociones, tienen que dar paso a una legislación coherente con las necesidades de la sociedad, para que las personas que tengan intención de actuar no se vean frenadas por el sacrificio que supone cambiar de hábitos y lo vean como un beneficio personal y colectivo”, sostiene Diego Herranz, director de la Unidad de Análisis del Comportamiento en IMOP Insights.
Asimismo, durante el evento, se puso de manifiesto que la percepción de la sociedad es que, además de los espacios colectivos, deben ser las empresas y Gobiernos quienes desarrollen la tecnología y los productos adecuados para consumir, que el consumo sostenible no es accesible para toda la sociedad, sino sólo para unos pocos; y que los mensajes sobre cómo debemos comportarnos a veces son contradictorios o cambiantes (cosa que provoca confusión y desconfianza).
Conclusiones de la mesa redonda
La mesa redonda, moderada por Irene Tarradellas, fue el centro de la reflexión experta sobre cómo reducir esta brecha entre la intención y la acción. Se destacaron: el pensamiento sistémico, el lenguaje claro, la acción colectiva y la labor educativa. Estas son algunas de las intervenciones más relevantes.
El Dr. Josep Santacreu Bonjoch, CEO en DKV Seguros, emprendedor y activista social y medioambiental, reclamó más transparencia y claridad en el sector empresarial. “En las empresas se debe simplificar el mensaje, ser transparentes y comprometerse verdaderamente al cambio. Y es tarea de todos exigir esa claridad.”
Por su lado, la ambientóloga, consultora e investigadora internacional sobre cambio climático y economía sostenible, Gisela Torrents, aportó una mirada crítica sobre la desigualdad socioeconómica, la injusticia climática y el eco-fascismo. Resaltó las consecuencias que sufren las poblaciones más vulnerables, quienes son las menos responsables de la situación de emergencia climática a la que hemos llegado.
Pol Fàbrega Vilella, responsable de sostenibilidad en Wallapop, compartió cuáles son las dificultades para incorporar nuevas conductas en el sector empresarial y cuál es el desafío en la identificación de las brechas que existen en el consumidor para que las empresas puedan aplicar estrategias sostenibles: “Existe una clara tendencia hacia la sostenibilidad, pero también muchos retos: los precios en contexto de inflación, la desinformación sobre qué productos son o no sostenibles y la desconfianza que crea el greenwashing. Un consumidor que está muy habituado a las facilidades de consumo y poco dispuesto a renunciar a eso, percibe el cambio como un sacrificio.” Y respecto a su sector, Pol afirmó que aún existen prejuicios para comprar productos de segunda mano.
Por su parte, Tatiana Fernandez, responsable de estrategia económica de la Generalitat, ha puesto el foco en la necesidad de rediseñar el sistema, ya que el que tenemos actualmente es el que ha permitido llegar a la situación de emergencia actual, y que por lo tanto, lo que hace falta es cambiar el marco mental, pensar qué sistema queremos, y en base a eso poner menos esfuerzos en optimizar el presente actual, y centrarnos en el futuro deseado.
El cierre sobre la ciencia de la conducta estuvo a cargo del Dr. Manuel Armayones Ruiz, Coordinador del Behaviour Design Lab en el eHealth Center de la UOC: “Sólo la información no lleva al cambio (casi) nunca. Debemos entender el cambio como sistémico y sistemático. Debemos generar modelos prácticos, entender el comportamiento, identificar opciones de intervención, identificar el contenido e implementar las opciones. Para lograr el cambio de hábitos es importante encontrar motivación a través del estímulo y del placer.”
Tras esta jornada impulsada por Impact Hub Barcelona, queda clara la importancia de unir a los diferentes actores del ecosistema, así como también a la sociedad, para poder lograr ese cambio sistémico a través de la fuerza unida de todas las esferas implicadas. Si bien queda un largo recorrido por delante, eventos como este dan lugar al optimismo y ponen en evidencia la urgencia de impulsar e incentivar nuevos comportamientos más sostenibles.
Descárgate las claves del informe aquí: https://bit.ly/ComportamientosSostenibles
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