Desbordados por los residuos de la covid

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Medio Ambiente

La producción de desechos sanitarios se duplica y pone a sistema de recogida y tratamiento al borde de la saturación

27 - 01 - 2021 / Martorelles / Planta de Cespa - Ferrovial que se dedica a eliminar residuos organicos que proceden de hospitales / Foto: Llibert Teixidó

El incremento que ha experimentado el volumen de los residuos sanitarios a causa de la covid está poniendo contra las cuerdas los sistemas de recogida y tratamiento de estos desechos. Los materiales usados procedentes de los centros hospitalarios se han duplicado y han hecho que en algunas comunidades autónomas existan graves problemas para asumir la eliminación de los restos hospitalarios de riesgo.

“El volumen de desechos sanitarios ha crecido tanto que no hay manera de atenderlo. Hay zonas del país colapsadas”, confiesa a este diario un industrial que pide mantener el anonimato. En España todavía la basura se esconde, a veces, bajo la alfombra.

La punta del iceberg del problema apareció la semana pasada en los hospitales alicantinos. En el hospital General de Alicante, las cajas con los materiales desechados –que deben ser retirados por la empresa encargada de su tratamiento– se acumulaban en zonas del hospital ante las quejas del personal de mantenimiento. Diversas fuentes atribuyen esta situación a la imposibilidad de poder retirar tal volumen de residuos al ritmo requerido. 

La misma situación presenta el hospital de Sant Joan de Alicante, donde cientos de cajas se apilaban en un sótano desde hacía días a la espera también de ser retiradas para su incineración. Los contenedores herméticos preparados para estos residuos son insuficientes para las cantidades que se generan, por lo que se utilizan cajas de cartón, un material menos resistente, lo que ha hecho temer a los empleados de limpieza que se provoquen derrames.

Hospitales de Alicante

El Gobierno valenciano firma otro contrato de emergencia

La Conselleria de Sanitat de la Comunidad Valenciana admite que la situación le desborda. El Govern valenciano dispone de un servicio de recogida de residuos en los centros sanitarios. Pero “con la pandemia, se ha aumentado considerablemente su volumen, por lo que se ha ampliado este servicio a través de un contrato de emergencia”, señala un portavoz.

Con relación a la acumulación de cajas, la compañía Stericycle (encargada de gestionar estos desechos) justifica el uso del cartón como embalaje: “Debido al aumento del volumen de residuos médicos, hay una escasez de contenedores de plástico reutilizables en todo el sector”, señala antes de invocar una norma del Ministerio de Industria, que “ha aprobado en su lugar el uso de cajas de cartón como embalaje para las bolsas de residuos médicos”.

“Se han detectado numerosas irregularidades en la gestión de los residuos hospitalarios de diferentes empresas en toda España”, explica Ana Prieto, portavoz del Seprona de la Guardia Civil, que relaciona los incidentes que se han detectado con “el alto volumen de desechos producidos y la insuficiente capacidad de gestión en los centros de tratamiento”. 

Investigación del Seprona

Un rosario de irregularidades

La Guardia Civil emprendió hace unas semanas una investigación que se saldó con una veintena de detenidos e investigados por un presunto caso de mala gestión de los residuos hospitalarios. El Seprona ha evitado revelar el nombre de la compañía involucrada y se refiere a ella como “una empresa perteneciente a un holding internacional americano que opera en España”. La operación se centró en las sedes en Catalunya, Comunidad Valenciana, Baleares y Madrid. Los veinte implicados pasaron a disposición judicial. Ana Prieto, portavoz del Seprona, señala que en este caso “se estaban omitiendo numerosas medidas de seguridad en el transporte, incluido el uso de camiones normales de residuos sólidos urbanos”. “La empresa utilizaba para el almacenamiento y transporte envases de cartón, con lo que se ahorraba un 300% de costes en envases, pero no se garantizaba el cerramiento del residuo”, explica. “Con el almacenamiento de este tipo de cajas se estaban vertiendo líquidos y otros restos al exterior”, expone Prieto a este diario. Las vigilancias llevadas a cabo por el Seprona han revelado incluso que los residuos infecciosos eran almacenados en la calle y sin los envases adecuados. “Se estaban transportando por todo el territorio residuos en camiones y contenedores que no eran los adecuados, con lo cual se generaba un riesgo de dispersión a lo largo de todo el recorrido de la cooperación”, indica. Al recogerse las bolsas infecciosas en cajas de cartón no estancas se contravenían “las normas de seguridad mínimas aceptadas y marcadas por la legislación vigente”, según el Seprona. Otro efecto es el riesgo en que incurrían los trabajadores que lo manipulaban y lo transportaban, especialmente en empresas subcontratadas no habilitadas y cuyos transportistas no contaban ni con cualificación ni con protocolos de actuación. La otra gran irregularidad es que los residuos iban a vertederos sin un tratamiento de desinfección previo como marca la normativa (autoclave o incineración).

El Seprona ha detectado deficiencias tanto en el transporte y almacenamiento como en el tratamiento final de estos materiales, que debe hacerse en plantas especializadas (esterilización o incineración).

27 - 01 - 2021 / Martorelles / Planta de Cespa - Ferrovial que se dedica a eliminar residuos organicos que proceden de hospitales / Foto: Llibert Teixidó

Tres plantas homologadas en Catalunya

Afrontar el aluvión de restos hospitalarios es un reto para las tres plantas industriales de Catalunya, donde los desechos son introducidos en equipos con vapor a alta temperatura (autoclave) para ser inertizados, triturados y luego llevados a vertedero o incineradora. 

En su mayor parte son equipos de protección individual, como batas, mascarillas, guantes y demás, mientras que jeringuillas, agujas y equipos intravenosos representan un pequeño porcentaje. Catalunya, pese a todo, tiene capacidad para afrontar el reto, pues sus tres plantas pueden tratar 10.000 toneladas al año, según Josep Maria Tost, director de la Agència de Residus de Catalunya.

“Ampliamos los turnos, vamos al máximo de nuestra capacidad de tratamiento” Joan Valls, Delegado en Catalunya de economía circular en Ferrovial

En la planta de Cespa/Ferrovial, de Martorelles, se trabaja todos los días de la semana. “Hemos tenido que ampliar el número de turnos de trabajo”, explica Joan Valls, delegado en Catalunya de economía circular en Ferrovial.

27 - 01 - 2021 / Martorelles / Planta de Cespa - Ferrovial que se dedica a eliminar residuos organicos que proceden de hospitales / Foto: Llibert Teixidó

Antes, en esta instalación se trabajaba en dos turnos al día de lunes a viernes, mientras que ahora se ha pasado a trabajar tres turnos de lunes a viernes y dos los fines de semana para hacer frente a la covid. “Vamos al máximo de nuestra capacidad de tratamiento”, añade Valls.

Es una situación límite. “El problema es que, si una planta tiene que parar o sufre problemas técnicos, ya sea en nuestra empresa o en la competencia, el sistema colapsa”, recalca Valls para dar cuenta de la fragilidad del sistema. En Martorelles el año 2019 se trataban unas 1.200 toneladas, mientras que en el 2020 la cifra aumentó un 135%. La situación es tan extrema que cuesta ajustar la capacidad normal de diseño de las plantas a esta situación extraordinaria. De hecho, algunas zonas de España no han sido capaces de gestionar todo lo que se ha producido, lo cual ha obligado a efectuar derivaciones hacia otras comunidades autónomas.

Actividad frenética

La actividad también es frenética en las instalaciones de TMA en Terrassa, donde el volumen de residuos sanitarios de riesgo tratados ha aumen­ta­do un 140% el último año (hasta alcanzar las 1.738 toneladas).

Por su parte, la empresa Consenur, en Constantí, acogió en el 2020 un total de 5.743 toneladas de residuos biológicos (un 74% más que el año anterior). Esta empresa (Stericycle, con instalaciones repartidas por España) trata todos los restos biológicos mediante autoclaves a alta temperatura y presión para eliminar los agentes patógenos; y, una vez tratados, se envían a vertederos autorizados. Sin embargo, “debido a la pandemia, hemos aumentado la capacidad mediante incineradoras, que tratan los residuos de forma similar”.

Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción, sostiene que faltan instalaciones adecuadas y señala la responsabilidad de las administraciones. En su opinión, las carencias que existen deben servir para reivindicar que es necesario asumir los costes reales de una correcta gestión y eliminación de los desechos sanitarios. 

Fuentes del sector ven necesario que las administraciones asuman los costos íntegros de recogida y tratamiento (“hay que pagar lo que toca”, dicen) para que esta actividad no caiga en las subcontrataciones, las malas prácticas o la precariedad, el caldo de cultivo de las actuaciones clandestinas que investiga la Guardia Civil.

Evitar las malas prácticas

Los expertos piden que se las administraciones asumen los costos íntegros de la recogida y tratamiento

Pese a todo, el aluvión de basura sanitaria se ha aliviado en los últimos tiempos. Ahora, los desperdicios se clasifican y seleccionan mejor, mientras que en un primer momento, por exceso de celo o desconocimiento, se llevaban a las plantas también materiales no contaminados biológicamente. 

Tal envío es innecesario cuando se trata de desperdicios banales, de los cuales se puede hacer cargo el sistema municipal convencional de recogida. 

En Catalunya

El reto de esterilizar millones de jeringuillas usadas

Catalunya utilizará al menos 10 millones de jeringuillas y agujas para administrar las vacunas en la campaña contra la pandemia de la covid. Y eso contando solo una cobertura del 70% de la población. Además, en los calendarios de vacunación de los últimos cuatro años (del 2017 al 2020) se han administrado 12.677.659 vacunas (prácticamente una jeringuilla y una aguja para cada vacuna), según el Departament de Salut. No obstante, el sistema sanitario emplea muchas más jeringuillas que no forman parte de las campañas de vacunación. Los datos ilustran el enorme volumen de residuos sanitarios generados.
Las jeringuillas usadas procedentes de centros médicos u hospitalarios y lugares de vacunación tienen un circuito de tratamiento específico, previsto en la legislación y destinado a prevenir riesgos sanitarios.
En Catalunya y en buena parte de las comunidades autónomas, el procedimiento más habitual de tratamiento es la esterilización en plantas específicas (autoclave). De esta manera, una vez inertizadas, son trituradas y llevadas a vertedero o incineradora, puesto que tras ese proceso son materiales banales, asimilables a residuos municipales convencionales. Una vez utilizadas en el centro médico, las jeringuillas se deben depositar en contenedores homologados, para que no entren en contacto con personas.
Tras su recogida selectiva, son transportadas a la planta de esterilización, donde junto con los otros residuos sanitarios de riesgo son introducidas en una cámara autoclave. En este equipo, son sometidas a una inyección de vapor a alta temperatura (135 grados centígrados y 2,5 atmósferas de presión durante al menos 15 minutos) para asegurar de que todos los microorganismos o virus quedan eliminados.
“Cada ciclo de esterilización se monitoriza para asegurar que el proceso se ha llevado a cabo de manera completa y se garantiza que el 100% de los materiales biológicos que pueda haber dentro quedan esterilizados”, señala Joan Valls, responsable de la planta de Martorelles y delegado de economía circular de Ferrovial en Catalunya.
De hecho, las jeringuillas (que no se pueden reciclar) reciben el mismo tratamiento específico que los demás desechos sanitarios de riesgo (también llamados residuos de tipo III), como son la sangre y hemoderivados líquidos, agujas y otros materiales cortantes y punzantes o equipos de protección individual (EPI) usados con pacientes covid.
Las empresas encargadas ponen a disposición de los centros médicos contenedores especiales, que luego recogen sus operarios para trasladar los residuos a las plantas (servicios por los cuales cobran al centro médico u hospitalario). “Las jeringuillas constituyen una parte pequeña de los residuos sanitarios de riesgo, aunque tal vez es la más significativa porque todo lo que es cortante y punzante puede generar mayor riesgo de transmisión de enfermedad”, señala Manuel Llorens, director del programa de residuos sanitarios de la Agència de Salut Pública de Catalunya.
“No todos los residuos que proceden de enfermos covid son catalogados de riesgo; la mayoría, de hecho, no lo son”, matiza Llorens. “Un modelo avanzado es aquel que clasifica los desechos que pueden ser realmente de riesgo, y que son una fracción pequeña de los residuos de un centro sanitario: aproximadamente un 5%”, añade.

Por: Antonio Cerrillo, La Vanguardia

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