Artículo publicado en EFEVerde
El relator especial de la ONU para el derecho humano al agua, Pedro Arrojo, ha advertido hoy contra los riesgos e impactos de la «mercantilización» y la «privatización» del agua como bien esencial.
Arrojo ha comentado este martes en Barcelona el estudio que ya presentó en Naciones Unidas en un acto organizado por las entidades «Aigüa És Vida» e Ingeniería sin Fronteras, con la colaboración de la Asociación de Municipios y Entidades por el Agua Pública (AMAP).
El doctor en Física y también profesor de la Universidad de Zaragoza ha señalado que en un contexto de «creciente presión para mercantilizar» los servicios relacionados con el agua conviene «reconocer como derecho humano» de forma «explícita» el agua potable y el saneamiento.
En ese sentido, ha enfatizado la necesidad de gestionar el agua como un bien público y promover una legislación global del agua basada en el principio de sostenibilidad y en el enfoque de los derechos humanos.
Una gobernanza «democrática» del agua
Por ello, «frente a la lógica del mercado y la especulación financiera», el relator especial invita en su informe a los Estados, «sobre todo a aquellos con mayor capacidad económica», a desarrollar «una gobernanza democrática del agua».
Más allá, Arrojo incide en que los países adopten marcos normativos para gestionar el agua como «bien público fundamental» y reclama que se lleven a cabo consultas públicas para conocer la opinión de la ciudadanía sobre la privatización de este bien.
Por otro lado, insta a los Estados a adoptar estrategias de adaptación al cambio climático, les dice que eviten que el agua sea gestionada entre en los mercados de futuros y pide una financiación pública para la protección del agua.
El documento caracteriza los problemas y retos que se afrontan en el contexto del crisis mundial del agua con 2.200 millones de personas sin acceso garantizado a agua potable y 4.200 millones sin saneamiento básico. Esta crisis global está generando una ola creciente de conflictos socioambientales en todo el mundo.
Entre otras, Arrojo destaca que las causas fundamentales de la crisis mundial del agua se encuentran en la confluencia de dos grandes defectos estructurales del modelo de desarrollo actual: la insostenibilidad de los ecosistemas acuáticos y la pobreza, la desigualdad y la discriminación.
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