DW- En el país de la grieta, hay un consenso: el desarrollo argentino depende de la explotación de sus recursos naturales. Pero, a menos de tres meses de las elecciones, el tema medioambiental no está en la agenda ¿Por qué?
En el país de la grieta, hay un acuerdo: el desarrollo argentino depende de sus recursos naturales. Aunque con algunos matices, casi todos los candidatos plantean un país cuyo nudo productivo se basa en la explotación agrícola y ganadera en el centro del país, el litio en el norte, la minería a cielo abierto en el oeste y el fracking de Vaca Muerta en la Patagonia. Sin embargo, a menos de tres meses de las elecciones la cuestión medioambiental no está en debate.Las presidenciales serán el 27 de octubre y, según las encuestas, los dos principales candidatos sumados reunirán algún número cercano al 75 por ciento de los votos. El principal capital del presidente Mauricio Macri es el rechazo a la expresidenta Cristina Fernández. En su campaña pide el voto para avanzar en reformas estructurales que marchen «en la misma dirección que estamos, lo más rápido posible”, según dijo en una charla con Mario Vargas Llosa.
Por su parte, el opositor Alberto Fernández denuncia un industricidio, el aumento de la pobreza y el empoderamiento del capital financiero. Todo en un contexto de profunda crisis económica. Así la polarización se agudiza.
Veganos, caballos y gauchos
«Lamentablemente la cuestión socioambiental está ausente en la vida política. No es tema de debate y menos en campaña. Es un punto ciego. No se discute y si se habla es solo en términos decorativos e infantiles”, plantea el presidente de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, Enrique Viale. Y añade: «Argentina vive en una crisis detrás de otra y pareciera que no se puede debatir otra cosa. Nosotros consideramos que gran parte de la crisis económica está relacionada con los modelos de maldesarrollo que lleva el país adelante”.
Una reciente encuesta mostró que la principal preocupación de los centennials son la inflación y la creciente pobreza. Sin embargo, el estudio muestra también que los jóvenes de entre 18 y 24 años tienen una agenda propia: mientras a un 62 por ciento les interesa el debate sobre el aborto y a un 84 por ciento exige Educación Sexual Integral en las escuelas, se percibe un creciente interés por causas como el cambio climático.
En términos políticos no se trata de un conjunto nada despreciable: representan el 22 por ciento del electorado.
Quizá por eso, el pasado fin de semana llamaron la atención dos iniciativas en la tradicional feria que cada año organiza la Sociedad Rural Argentina (SRA) en Buenos Aires. Primero, un grupo de veganos saltó a la pista con carteles en el momento de gloria de los ganaderos, con sus toros y sus vacas. Fue entonces que los ruralistas, montados en sus caballos, los expulsaron del predio.
En el mismo escenario, un par de días después, mientras Macri escuchaba un discurso del presidente de la SRA, Daniel Pelegrina, descendieron dos carteles amarillos de Greenpeace manejados a control remoto que denunciaban a la ganadería y la deforestación propia del modelo de agronegocios que impera en el país. La escena se viralizó y el Ministerio de Seguridad reaccionó con virulencia: anunció acciones penales contra los responsables.
Sin embargo, en diálogo con DW, el diputado nacional oficialista Juan Carlos Villalonga, quien trabajó en Greepeace Argentina durante más de una década, dijo: «Lo de Greenpeace fue necesario. Estaba sorprendido por el silencio que mantuvieron en estos últimos años. El ambientalismo en estos últimos años fue una voz muy débil”.
El dorado
La socióloga Maristella Svampa coincide en que el nudo del desarrollo no está en debate en Argentina. «El neoextractivismo desarrollista ha caracterizado a la región independientemente de si es con gobiernos conservadores neoliberales o progresistas”, asegura. De hecho, hace años ella plantea la existencia de un «consenso de los commodities” en la región que dificulta cualquier discusión sobre potenciales modelos alternativos.
Hoy, según Svampa, existiría una nuevo acuerdo: el consenso del fracking, el mecanismo empleado para extraer combustibles fósiles no convencionales. Se refiere en concreto a Vaca Muerta, la formación geológica de esquisto que se encuentra principalmente en la provincia de Neuquén y que es una de las principales reservas de gas en el mundo. «Vaca Muerta da cuenta de la histórica dificultad de amplios sectores de la dirigencia política y económica por superar un visión productivista y primario exportadora del desarrollo”, sostiene.
Según Viale, «hay una mirada ‘eldoradista’, esa ciudad que no existía pero que supuestamente estaba llena de riqueza y nos iba a salvar. Es como un fantasma que nunca se puede atrapar. Romper esa visión es muy difícil”, destaca.
El consenso paradójico
Si bien considera que «en el núcleo central de cómo se entiende el desarrollo y el crecimiento económico no hay grandes diferencias” entre uno y otro candidato, El diputado Villalonga defiende a la administración Macri: «El hecho de que el gobierno tenga una agenda de integración al mundo te obliga, tengas o no convicción, a que tengas ciertos niveles de institucionalidad, transparencia y también de política ambiental”, argumenta, mientras destaca las inversiones en los últimos años en materia de energías renovables.
Por su parte, Viale coincide en que, en esencia, todos los candidatos apoyan el modelo extractivista actual. Aunque para él también hay matices: «Creemos que con Alberto Fernández existe alguna brecha para debatir estas cosas, mientras que con Macri se va a acentuar más el proceso dado que una economía neoliberal vuelve todo aún más complejo”
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