China tiene el banco central más verde del mundo, seguido de Brasil, ambos superando a los países más ricos gracias a medidas concretas como tasas de interés más bajas en préstamos para proyectos de lucha contra la contaminación, dijo el miércoles un grupo de activistas.
El grupo de campaña Positive Money, con sede en el Reino Unido, clasificó a los bancos centrales y supervisores financieros de los países del G20 en función de cuánto están haciendo para combatir el cambio climático.
Solo tres de ellos consiguieron un pase: China, Brasil y Francia.
Los resultados pueden sorprender a algunos, ya que China, que obtuvo la calificación más alta en el informe, es uno de los principales contaminadores del mundo y Brasil ha enfrentado críticas por destruir partes de la selva tropical del Amazonas.
Pero los autores del estudio dijeron que los responsables de las políticas financieras en ambos países actuaron antes precisamente porque enfrentaron amenazas ambientales más grandes.
“Esto hace que los impactos y riesgos ambientales sean más inmediatamente visibles y relevantes para sus banqueros centrales y supervisores, y puede resultar en un mayor ímpetu para ecologizar sus procesos de formulación de políticas”, dijo Positive Money.
Por ejemplo, la primera iniciativa verde del Banco Popular de China se remonta a 1995 y ahora se exige a los bancos que ofrezcan préstamos más baratos para proyectos ecológicos, según el informe.
Brasil se destaca por restringir el financiamiento para la expansión de cultivos en la Amazonía y otras regiones vulnerables.
Francia, que en gran medida deriva su política monetaria y regulación financiera de la Unión Europea, superó por estrecho margen a sus pares de la UE hasta el tercer lugar gracias a los puntos extra obtenidos a través de su propia prueba de resistencia climática de grandes bancos y aseguradoras.
Esto se suma a las medidas tomadas por el Banco Central Europeo, que ha comenzado a exigir que los bancos tengan en cuenta el cambio climático al otorgar préstamos y está considerando adoptar un sesgo verde en sus compras de bonos.
El informe se centra principalmente en la política oficial y no refleja la eficacia en la implementación.
SIN CONSENSO
El papel de los bancos centrales en la lucha contra el cambio climático es objeto de un debate mundial cada vez más vivo, pero hasta ahora no hay consenso sobre el camino a seguir.
Un informe de un grupo de 89 instituciones publicado la semana pasada encontró que todas las opciones de política, como sesgar el financiamiento del banco central para beneficiar a los emisores verdes o castigar a los contaminadores, tienen inconvenientes.
Un tema clave es que participar en la política climática plantearía preguntas sobre dos vacas sagradas de las últimas tres décadas: la independencia del banco central de la política y su enfoque decidido en la inflación, junto en algunos países con el empleo.
De hecho, el banco central chino no es independiente de su gobierno, mientras que al de Brasil se le acaba de otorgar autonomía.
Positive Money abogó por dejar de lado tales escrúpulos porque los costos de la inacción serían más severos, y pidió que se corten los fondos para los contaminadores.
“Apuntar a los activos de mayor riesgo y dañinos para el medio ambiente, como los vinculados a la extracción de combustibles fósiles, para excluirlos de las operaciones de política monetaria y limitar o penalizar los factores en la política prudencial sería un primer paso importante”, dijo en el informe.
Por: Reuters
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