Un cuarto de las muertes totales se han producido en la última semana
Por: Alba Amorós
Sudáfrica, el país más golpeado por la pandemia de Covid-19 en África, reinstaura algunas restricciones para luchar contra la propagación del coronavirus. Las principales novedades son la prohibición de venta y distribución de alcohol y el toque de queda nocturno.
El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, se dirigió a la nación el domingo por la tarde –apunto de cumplirse un mes desde su última intervención- para explicar las nuevas medidas que su administración va a imponer para tratar de frenar la propagación del virus SARS-CoV-2. «La tormenta está sobre nosotros», dijo el líder del partido de Nelson Mandela, el Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés). Según Ramaphosa, Sudáfrica está inmerso en «la crisis más grave en la historia de nuestra democracia» y recordó que hasta 50.000 sudafricanos podrían morir hasta final de año por esta enfermedad. Con cerca de 277.000 casos de coronavirus confirmados y más de 4.000 muertes, Sudáfrica es uno de los cinco países del mundo con más nuevos casos, con una media de 12.000 positivos diarios y el pico como tal todavía no ha llegado: en algunas regiones del país llegará a finales de julio y en las menos golpeadas, a finales de septiembre. El pobre distanciamiento social, la falta de uso mascarillas (o su mal uso) y el incumplimiento de otras regulaciones –como celebrar funerales con 1.000 asistentes en lugar de limitarlo a 50 personas- son las principales causas del aumento de Covid-19, según el líder sudafricano. A pesar de que Sudáfrica tiene una de las tasas de mortalidad más bajas del mundo, preocupa especialmente que una cuarta parte de las muertes totales se hayan producido en la última semana.
A pesar de que los casos y las muertes se hayan disparado en las últimas semanas con la apertura de la mayoría de sectores, Sudáfrica no cambiará a un nivel de bloqueo más estricto ( el nivel 3 «avanzado» se impuso el 17 de junio), pero las regulaciones se aplicarán de manera más estricta, como el uso obligatorio de mascarillas en vehículos, oficinas y tiendas. El endurecimiento de las medidas pretende dar un respiro a los hospitales, muchos de los cuales ya están desbordados. Ramaphosa dijo anoche que necesitan al menos 12.000 trabajadores de la salud más y aunque no detalló la situación actual en los hospitales, las camas hospitalarias que disponen no serán suficientes, según confirmó la semana pasada el ministerio de Salud. Para evitar un mayor colapso en los hospitales y poder dedicar el mayor número de camas posibles a los pacientes con Covid-19, la administración de Rampahosa ha optado por volver a prohibir la venta y distribución de alcohol con efecto inmediato. La decisión llega tras largas reuniones entre el Consejo Nacional de Expertos del Coronavirus (NCCC) y el gabinete de ministros. El departamento de salud designó a un equipo especial para evaluar el impacto del consumo de alcohol en un sistema de salud que ya se encuentra bajo presión. Las urgencias hospitalarias por dolencias relacionadas por el alcohol, como traumatismos, han aumentado desde que se levantara la prohibición de venta de alcohol a principios de junio tras más de dos meses de «ley seca» en todo el país. Sin embargo, Ramaphosa no hizo mención alguna a la prohibición de venta y distribución de tabaco, una medida –muy controvertida- que se implementó en marzo y todavía sigue vigente.
Otra de las medidas más importantes anunciadas anoche fue el toque de queda de 21:00 a 04:00. El presidente pidió a sus compatriotas no bajar la guardia y apeló a la responsabilidad para evitar más contagios, recordando que las visitas a familiares/amigos siguen sin estar permitidas. Ramaphosa, que pidió no estigmatizar la enfermedad, lanzó un mensaje de esperanza. «Vamos a capear esta tormenta, ya hemos resistido otras tormentas. Estoy convencido de que venceremos», dijo el presidente algo más convincente de su última intervención aunque notablemente cansado. El líder sudafricano aprovechó para dar las gracia a los trabajadores de primera línea (enfermeras, doctores), medios de comunicación, funcionarios, trabajadores esenciales y líderes religiosos. Otro dato para el optimismo: cerca de 135.000 pacientes se han recuperado, esto es, la mitad del total de personas que se han contagiado.
Artículo publicado en ABC
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