Los hogares españoles tiraron 1300 millones de kilos de alimentos a la basura durante el pasado 2019. Esta cifra supera en 19% la cantidad de alimentos que se desperdiciaron en 2018, según cifras del Ministerio de Agricultura. Se sigue tirando alimentos a la basura.
Por: BELÉN DELGADO. MADRID
La pandemia del coronavirus ha hecho que las familias españolas gasten menos en alimentación fuera de casa, siendo las carnes, productos elaborados, frutas y verduras los más consumidos, aunque no siempre la gestión de los desechos en los hogares es tan eficiente como en otras etapas de la cadena alimentaria. En 2019, los hogares españoles desperdiciaron 1.352 millones de kilos de alimentos y bebidas, el 19% más que en 2018, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que estima que un 42% del desperdicio alimentario se origina en casa. Aunque no hay datos oficiales de la cuarentena, desde el ministerio consideran que se ha llevado a cabo una «cocina de aprovechamiento».
El caso de España ha sido analizado en un artículo publicado en la revista «Science of The Total Environment», que revela que entre marzo y abril, hubo una recolocación parcial del consumo extradoméstico hacia el de los hogares, donde se calcula que aumentaron un 12% las pérdidas y desperdicios de alimentos. Sin embargo, si se tiene en cuenta el consumo extradoméstico que absorbieron los hogares, la generación total de tales desechos fue similar a la de 2019. El contenido nutricional de los alimentos consumidos disminuyó entonces un 8%, por la mayor ingesta de bebidas alcohólicas y procesados, al tiempo que aumentaron un 11% el coste económico del despilfarro y un 10% las emisiones de gases de efecto invernadero.
Consumo en el hogar
Uno de los autores del estudio y experto dela Universidad de Cantabria, Rubén Aldaco, explica esto último porque «el consumo extradoméstico es más eficiente en la gestión» y en el hogar se consumieron más carnes, productos elaborados, frutas y verduras, que se echan más a perder. Para el futuro, llama a prepararse mejor para gestionar los residuos domésticos, de los que una mayor parte ha acabado en vertederos durante la pandemia, con grandes diferencias entre comunidades autónomas. También ha habido distintos comportamientos: en la primera semana de confinamiento se dispararon los residuos fuera del hogar porque comedores y restaurantes seguían produciéndolos, y en casa las familias se dividían entre las que compraban de manera racional y las que acaparaban productos. Hubo productos como la carne y el pescado que se quedaron sin salida al mercado, dentro de la serie de desequilibrios que, según el especialista, hace «fundamental volver a pensar cómo está redistribuida la cadena de suministro para optimizarla».
En los supermercados, desde 2013 el despilfarro de alimentos se ha reducido del 1,78% al 0, %, según la Asociación de Empresas del Gran Consumo (Aecoc). La patronal maneja encuestas según las cuales cerca de un 110% dela población ha tendido a acumular más alimentos en el confinamiento, aunque solo un 7,5% asegura haber incrementado el desperdicio. Por parte de la industria agroalimentaria se han llevado a cabo donaciones de miles de toneladas alimentos.
Aplicaciones para vender las sobras
Algunas aplicaciones digitales pretenden poner remedio al problema de los excedentes como «Too Good To Go», que permite vender a los comercios lo que les sobra a diario a un precio reducido. Su portavoz, Carlos García, indica que durante la pandemia su actividad se redujo considerablemente por el cierre de muchos establecimientos y el confinamiento limitó las salidas de los usuarios a lo imprescindible. Siguieron operando, aún así, con supermercados, pescaderías, carnicerías, fruterías, panaderías y otras tiendas para ayudarles a ajustar la oferta a la demanda en los momentos de incertidumbre, que todavía hoy existe porque «unos días pueden vender casi todo el género y otros se quedan con mucho excedente», afirma García. Actualmente se han unido ala iniciativa unos 3.500 comercios y se han salvado más de 1,1 millones de comidas, una muestra -según el portavoz- de que «cada vez hay mayor concienciación respecto al desperdicio de alimentos entre negocios y consumidores»
Artículo publicado en La Región
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