Actur será el primer barrio solar, sostenible y solidario de España gracias a un proyecto de EDP Solar del que se beneficiarán 200 vecinos y comercios.
Cuando hablamos de disrupción nos imaginamos casi siempre conceptos relacionados con la tecnología. Y no solemos ir desencaminados. Pero, en ocasiones, la ola expansiva de una revolución tecnológica puede aprovecharse para generar, a su vez, nuevas disrupciones: sociales, económicas, regulatorias, administrativas…
Esa es precisamente la base sobre la que se asienta la labor que está haciendo la empresa EDP, a través de su área EDP Solar. Esta multinacional eléctrica plantea ahora una revolución energética: un barrio solar en el que 200 vecinos y comercios compartan energía generada por placas fotovoltaicas instaladas en un punto determinado del barrio.
Pero el Ayuntamiento de Zaragoza dijo «sí» en junio de 2020 y ahí comenzó a diseñarse un proyecto que beneficiará al barrio de Actur-Rey Fernando, en el área norte de la ciudad.
Así pues, la capital maña será también capital de esta iniciativa que prevé expandirse en el futuro en más ciudades, aunque para ello habrá que medir primero su impacto.
Las perspectivas, de momento, no son negativas. «La idea es que se beneficien 200 vecinos o comercios y a día de hoy ya hay 200 interesados en adherirse a la iniciativa», explica Nebreda a D+I.
Ahora bien, si por algo se caracertiza el director general de EDP Solar parece ser por su cautela. «Hemos dejado claro a todo el mundo que no estamos leyendo un libro, sino escribiéndolo y este proyecto va a ser un constante prueba y error que nos va a servir a todos para ir mejorando», reflexiona.
Un activo para apostar por la disrupción
Sin embargo, el aval de ser estar considerada por Dow Jones Sustainability Indexes como la eléctrica más sostenible de Europa y la segunda del mundo parece un buen activo para apostar por la disrupción.
Así pues, ¿en qué consiste este proyecto? En primer lugar cabe decir que España es «el país de Europa con más irradiación solar pero estamos a la cola de utilización de la energía fotovoltaica» y que «si estamos familiarizados con la energía solar es por su uso en viviendas unifamiliares».
El caso es que en nuestro país el 70% de la población vive en bloques de viviendas y ahí ya empieza a ser más raro ver placas solares para el autoconsumo. Pues bien, aquí viene la primera disrupción: no sólo dar servicio a comunidades de vecinos sino a barrios enteros con un radio aproximado de acción de 500 metros.
«Es clave empezar a imaginarnos que en el centro de las ciudades también puede haber autoconsumo a través de la generación de energía solar», explica Nebreda.
En el caso de Zaragoza se ha elegido la cubierta de los centros deportivos municipales Siglo XXI y Actur V para ejecutar las instalaciones fotovoltaicas que generará la energía para los 200 beneficiarios.
La segunda disrupción del proyecto tiene que ver, en parte, con el grado de flexibilidad existente de todos los agentes gracias a un Real Decreto de 2019 en el que se regulaba el autoconsumo colectivo.
Un ejemplo
Dicho de otro modo: cualquiera de los vecinos del barrio que quiera formar parte de la iniciativa no tiene por qué desvincularse de la compañía eléctrica que le ofrece actualmente sus servicios.
Un ejemplo práctico. Si un vecino adherido al barrio solar no se desvincula de su compañía eléctrica, EDP comunicará a la distribuidora que este vecino recibe un determinado porcentaje de energía procedente de su instalación solar, por lo que la compañía comercializadora descontará ese consumo de su factura.
El porcentaje de energía recibido por ese mismo vecino por ser miembro del barrio solar será facturado por EDP. Al ser menor el precio de la energía solar, el vecino notará un ahorro aunque reciba dos facturas de dos compañías diferentes.
Lógicamente, el vecino puede optar por firmar un contrato comercial solo con EDP pero, de momento, no es necesario.
El director general de EDP Solar reconoce que «sabemos que es un proceso lento y que requiere de cierta información y concienciación, pero es fácil de resumir: si pertenezco a un barrio solar, parte de la energía que consumo es limpia, se genera en mi barrio, mi factura mensual es más barata y además estoy siendo solidario con la gente con menos recursos de la zona en la que vivo».
Porque, sí, la vertiente solidaria de este proyecto es otra de las disrupciones más llamativas. En el caso de Zaragoza, el Ayuntamiento y la ONG local ECODES seleccionarán a un número concreto de familias del barrio solar (20) con pocos recursos. Estas familias no pagarán nada gracias a la contribución solidaria de sus vecinos.
Este último punto es otro de los problemas que han vislumbrado otros ayuntamientos que han rechazado ser el banco de pruebas de este piloto. «Creen que sería un problema elegir a unas familias y no a otras, por ejemplo», explican desde EDP Solar.
«Barrio Solar es un estupendo ejemplo de colaboración público privada para mejorar nuestra ciudad y la vida de las familias y comerciantes del Actur. Es bueno para ellos porque les permitirá ahorrar y ayudar a sus vecinos con menos recursos y es bueno para el medio ambiente porque reducirá las emisiones. Ganamos todos», explica el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, respondiendo a las dudas de otras autoridades locales.
Por su parte, el director ejecutivo de ECODES, Víctor Viñuales, recalca que «Actur Barrio Solar sitúa a Zaragoza y sus vecinos y vecinas a la cabeza de la innovación social para la transición hacia un modelo energético de proximidad, con una ciudadanía activa y sin dejar a nadie atrás. Se trata de un proyecto clave para avanzar hacia una nueva economía descarbonizada».
La construcción y tramitación de las instalaciones empezará en primavera y se espera que estén en funcionamiento a principios de verano, momento en el que los vecinos empezarán a autoconsumir energía limpia y de proximidad y verán el ahorro reflejado en sus facturas.
«Creemos que es el futuro, la generación de energía solar no solo es cosa de viviendas unifamiliares, puede estar presente en las ciudades. De momento, «lo que sí sabemos es cuál es nuestra principal barrera: la desinformación», concluye Gabriel Nebreda.
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