Ante los calores del verano, el Santa Mònica se ofrece como refugio climático y cultural para el vecindario y las personas usuarias del centro, e inaugura una instalación artística de TAKK para transformar la terraza del centro en un espacio más verde , confortable y refugio también para pájaros y otras especias.
El Santa Mònica se suma este año a los 16 espacios del Raval que ofrecen gratuitamente refugio climático, áreas de descanso, wifi, climatización y agua, espacios para leer, jugar o hacer deporte en el marco del proyecto comunitario #RavalEstiuEducatiu. Ésta es la tercera edición de este proyecto del Grupo de Educación Comunitaria del Raval, dinamizado por la Fundación Tot Raval, en el que participan, de media, seiscientos niños y jóvenes del barrio. Los diferentes refugios climáticos se pueden consultar en el mapa #RavalEstiuEducatiu y se suman, gracias al trabajo conjunto de una cuarentena de entidades socioeducativas y equipamientos, a la habitual programación de actividades para pasarlo bien y no pasar calor en el barrio del 15 de junio al 15 de septiembre.
En la ciudad, la gran acumulación de materiales como el asfalto y el hormigón provocan lo que conocemos como efecto isla de calor, que se traduce en temperaturas de hasta 8 ºC más elevadas en estos ambientes que en otros entornos rurales o naturales y contribuye así al calentamiento global y afectando a las diferentes especies que conviven en los núcleos urbanos. Este fenómeno es especialmente intenso en la Rambla de Barcelona durante el verano, por el que pasan 200.000 personas al día y viven hasta 15 especies de aves.
Con el objetivo de convertir el centro en un espacio más resiliente ante la emergencia climática, Santa Mònica ha trabajado con el estudio TAKK para diseñar una instalación en la terraza capaz de suavizar las condiciones climáticas del entorno, erigiendo como refugio climático para diferentes especies.
La propuesta artística, ALPHA, Climate Shelter for Humans and Birds, se caracteriza por una gran cubierta que genera un espacio de sombra y contiene ramas y elementos naturales que pueden ser utilizados por las aves para acomodar los nidos colocados en las partes más altas de la instalación. Un jardín en la parte central convoca insectos y polinizadores a la vez que refresca la temperatura del conjunto y un banco perimetral invita a los usuarios a descansar ya establecer relaciones distintas a las habituales en la Rambla, generalmente basadas en el consumo.
En paralelo, el centro está trabajando también para implementar una serie de medidas en sostenibilidad y ecoeficiencia promovidas por el Distintivo de garantía de calidad ambiental (DGQA), el programa catalán de etiquetado ecológico.
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