Por: Jesús Miguel Castañeda Mayuri
El pasado 10 de junio se lanzó la convocatoria de la segunda edición del programa de aceleración para startups Cellnex Bridge. La Fundación Cellnex, junto a la consultora de innovación social Innuba y la aceleradora de startups AticcoLab seleccionarán startups que acometan el reto de reducir las brechas digital, social y territorial mediante el uso de la tecnología y la conectividad; además de proyectos que aborden la sostenibilidad medioambientales. La convocatoria estará abierta hasta el 18 de julio.
Para conocer un poco más de los detalles de este programa y de otros similares, conversamos con Quino Fernández, CEO de AticcoLab.
¿Qué es Aticco? ¿A qué se dedican?
Aticco nació como un coworking hace 5 años y ha ido creciendo hasta ser algo más que un coworking. Somos una compañía que gestiona comunidades alrededor del mundo del trabajo y las nuevas formas de vida, un ecosistema. Eso nos ha llevado, además de tener 6 espacios de coworking, a crear empresas como Aticco Lab, que es una aceleradora de startups que se dedica apoyarlas en su crecimiento y buscarles formas de inversión; o Aticco Living, que traspasa el concepto del coworking al coliving. Tenemos más proyectos. Queremos diferenciarnos del coworking normal a una empresa que da otro servicio, con una proyección distinta basada en la comunidad. Trascendemos bastante lo que es el tema de mesa y silla. Aquí, por ejemplo, hemos creado un hub de innovación en marketing en esta sede. En Madrid, hemos creado un hub de innovación en temas financieros.
Como AticcoLab, ¿cómo nace este proyecto de Cellnex Bridge?
AticcoLab tiene dos maneras de trabajar con startups. Una es creando programas propios que apoyan a las startups. Otra es trabajar con corporaciones que quieren acercarse a este ecosistema por algún motivo. Ya sea para conseguir proyectos, ya sea por imagen. O en el caso de la Fundación Cellnex, que se quiere acercar a este ecosistema para cumplir parte de su trabajo como fundación: luchar contra la brecha digital y generar proyectos de impacto social. Ese es el motivo por el cual Cellnex Bridge, a través de la consultora de impacto social Innuba, llega a nosotros y nos pide que le ayudemos a desarrollar un programa con startups.
¿Qué rol asume Aticco Lab entre las tres empresas que participan en la organización del proyecto?
La Fundación Cellnex es quien propone el tema. Innuba le ha ayudado a definir el proyecto como tal. Y AticcoLab es la parte más técnica. La separación clara es Innuba como experta en impacto y AticcoLab la experta en aceleración.
¿Cómo fue la experiencia de la primera edición?
Fue muy interesante porque trabajamos modelo startup. Pero no solo nos dirigimos a empresas de ese modelo, sino que a iniciativas. Hicimos una convocatoria, a la que se presentaron más de treinta proyectos. Decidimos junto con la Fundación Cellnex ponernos un objetivo sencillo que era la lucha contra la brecha digital y escoger solo tres de estos. Muy distintos además, para abrir el ámbito todo lo posible. Se trabajó durante tres meses con los mentores de Aticco. El último día, expusieron delante del equipo de la Fundación y el programa. Se consiguió llegar a resultados muy interesantes.
¿De qué trataban esos tres proyectos?
Un curso de aceleración normal pretende que las startups crezcan. Y luego ayudarle a conseguir inversión. En el caso del programa de Cellnex era un programa de retos. Buscábamos startups que tuvieran ideas que desarrollar que lucharan contra la brecha, y Cellnex Bridge les ayudaba a desarrollarlas. Las tres iniciativas eran muy distintas.
Uno de ellos, eAgora, tenía un sistema de portales de comunicación con el ciudadano para ayuntamientos muy enfocado a ayuntamientos pequeños; justamente los que tienen más problemas de brecha digital. En este caso, la prueba piloto era desarrollar un servicio con un grupo de ayuntamientos a través de este portal.
La segunda es Voluta, que es una cooperativa. Se dedicaba a hacer programas de formación en tecnología, concretamente en IoT, basándose en un gallinero. Habían diseñado un gallinero con muchos sensores y la gestión del gallinero se hacía con IoT, a través de las redes móviles. Lo que hacían era dar clases a los chicos y chicas de institutos y colegios sobre cómo conocer sobre IoT a partir de un gallinero. El reto que pensaron fue organizar un hackaton en un entorno rural sobre tecnologías IoT y desarrollar una serie de conceptos con retos que ellos proponían.
La tercera, que parece que encaja menos de lo que es brecha digital, pero tiene mucho sentido, se llama Nixi for Children. Tienen un sistema basado en gafas de realidad virtual y aumentada que permite a los niños que se van a someter a operaciones conocer el entorno en el que tendrá lugar la operación. Todo ello acompañado por un muñeco o un peluche que se llama Nixi y que es el “amigo” que acompaña al niño a la operación. La ventaja de esto es que los niños en entornos rurales no van al hospital hasta la operación. Se puede aplicar tanto en Barcelona como en un pueblo. Nuestro objetivo era aplicarlo en entornos rurales.
¿Continuarán el trabajo con esas empresas?
La idea es continuar a partir de ahora. Parte de esta segunda edición del programa es seguir trabajando de cerca con las iniciativas de la primera edición. Crear las Alumni. Que, por otra parte, harán presentaciones a las nuevas y haremos eventos de networking que irán creciendo poco a poco. Queremos, junto con Innuba y la Fundación Cellnex, generar una comunidad tecnológica alrededor del mundo del impacto social relacionado con la brecha digital.
En ese sentido, ¿qué expectativas tienen para esta nueva edición?
De entrada, hemos decidido aumentar el número de startups, el número de meses -vimos que tres meses era un poco justo para una prueba piloto- y abrir el ámbito más allá de la brecha digital -lo hemos abierto al impacto social en general. Abrir más, tanto en número, tiempo y ámbito.
A medida que haya más ediciones, la idea es que crezca más.
Claro. Podemos cambiar ámbitos también. La Fundación Cellnex se dedica bastante a la brecha digital, pero también se enfoca en Mujer y Tecnología, o Desarrollo Tecnológica en Ámbitos Rurales, entre otros.
¿Qué otros proyectos similares tienen ustedes como AticcoLab?
Somos una empresa joven. Dentro de dos semanas es nuestro segundo aniversario. Vamos por la cuarta edición de nuestros programas propietarios. Hemos acelerado ya 28 startups en nuestros programas. Pero además de Cellnex, hemos trabajado con otras corporaciones como la empresa de seguros legales DAS donde hemos hecho un programa de startups legales en el que participaron 5 de ellas; y con el Ayuntamiento de Barcelona en dos bootcamps -programas intensivos de una semana- de startups deportivas, en los que participaron 40 startups. En total, estamos hablando de 70 iniciativas que han pasado por nuestros programas.
Algo que quieras decirle a las empresas que quieran participar en este tipo de programas como el de Cellnex Bridge.
En general, a cualquier empresa colaborar con el ecosistema startup le supone muchas ventajas. De producto, de cultura interna, de manera de trabajar, de inversión, de imagen, de comunicación. Un programa de aceleración provee muchas oportunidades de vincular a las empresas con las startups y el mundo de la innovación.
Pero más allá de eso, si nos vamos al mundo del impacto es doble. Porque las startups en el mercado de impacto social necesitan más ayuda que las otras. El mundo startup es muy cruel: la inversión es para las más rentables y las más agresivas comercialmente; a los Glovo, por ejemplo. Incluso aunque sean rentables, porque las de impacto social también lo son, les deja más fuera de los canales de inversión. Pero para las corporaciones, desarrollar proyectos de impacto con este tipo de empresas es una oportunidad. Más allá de las ventajas de imagen, al trabajar con startups, hay muchas ventajas de cultura corporativa e innovación.
Nosotros estamos abiertos a cualquier corporación que quiera unir dos mundos, este y el de las startups.
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